Pie plano, displasia de cadera, alteraciones de la marcha y dolor óseo son algunas de las patologías traumatológicas más comunes en los niños.

Para conocer más sobre ellas y cómo abordarlas, nuestro programa Dávila en Vivo respondió en directo las consultas realizadas por nuestros pacientes a través de redes sociales.

En esta oportunidad se contó con la participación del doctor Hugo Vásquez, jefe de traumatología infantil de Clínica Dávila, junto a la doctora Andrea Orellana, quien también es traumatóloga infantil de Clínica Dávila.

Al comienzo de la transmisión, el doctor Hugo Vásquez explicó que la marcha convergente, es decir, cuando un niño camina con los pies “hacia adentro” y las rodillas separadas, constituye una causa frecuente de consulta, junto a otra serie de patologías que involucran alteraciones de la marcha en los niños y que, hasta cierta edad, serían completamente normales.

“Tanto el fémur como la tibia, que son los huesos que forman la extremidad inferior, en los primeros años de vida están rotados hacia dentro, por causa genética y, a medida que nosotros vamos creciendo, de manera automática y paulatina, esta rotación va cambiando, hasta que el niño adopta la posición normal de marcha que es la que nosotros vamos a ver entre los 8 o 10 años”, puntualizó.

Frente a estos casos, el médico recomienda controlar con el especialista para descartar otras causas y solo observar. “Cuando hay una asimetría o está relacionado a alguna alteración del esqueleto, eso sí es para estudiarlo”, aclaró.

Por su parte, la doctora Andrea Orellana agregó que la tibia vara o genu varo, que se caracteriza por las piernas arqueadas, es otra condición fisiológica que se da en los niños cuando nacen y que comienza a alinearse entre el año y medio o dos años de vida.

“En algunos casos existe una tibia vara patológica que sí necesita tratamiento, por lo que ante su presencia habría que ver la edad del paciente, las características clínicas y tomar alguna radiografía en caso de que uno sospeche alguna otra cosa”, afirmó.

Pie plano

La doctora Orellana manifestó que otra causa común de consulta es el pie plano, condición con la que nacen todos los niños.

“No es porque tengan el pie plano propiamente tal, sino porque todos los niños nacen con un tejido adiposo que va ubicado en la zona donde se va a formar posteriormente el arco plantar”, aclaró.

Esta condición fisiológica sería normal aproximadamente hasta los cuatro o cinco años, cuando comienza a formarse el arco del niño. Solo debería ser motivo de estudio si hay una asimetría importante en los pies o si produce mucho dolor, fatiga o rigidez al caminar o hacer ejercicio.

El tratamiento se aplicaría sólo en esos casos, el que depende de cada paciente y que suele consistir en el uso de plantillas que, si bien no ayudan a formar el arco, sí manejan los síntomas.

Dolor óseo en niños

El dolor óseo benigno de los niños, que suele manifestarse como dolor en las extremidades, también fue señalado como una causa frecuente de consulta.

“Ahí está el famoso el dolor de crecimiento, que es frecuentemente mencionado por pediatras y médicos generales, pero en realidad, lo que nosotros tenemos que descartar cuando nos llevan pacientes con este tipo de patologías es identificar efectivamente de dónde viene su dolor y si existen patologías agregadas que sean las causantes de este dolor”, aseveró el traumatólogo.

Así, este dolor puede incluso estar asociado a alguna infección subyacente (sin diagnosticar) hasta patologías deportivas, enfermedades reumatológicas, inflamaciones de cartílagos de crecimiento en el pie o en zonas cercanas a la rodilla (osteocondrosis), y otras mucho menos comunes, pero más complejas.

“Hay ciertos tipos de dolor que nos ponen un poco más alerta, como cuando el dolor es mantenido o, por ejemplo, despierta a los pacientes en la noche, o si está asociado a otra sintomatología, como fiebre”, agregó el doctor Vásquez.

Para complementar lo anterior, la doctora Orellana indicó que, si bien el dolor óseo es común en la etapa de crecimiento, “los huesos no duelen porque está creciendo el niño”.

Asimismo, manifestó que, para ser considerado como dolor benigno, debe cumplir ciertas características, como ser bilateral, o sea, que se manifieste en ambas extremidades, como muslo, rodilla o pierna.

“En general, duele durante las noches y, en los niños, el dolor cede parcialmente cuando les hacen masajes y les ponen calor local. Otra característica es que al día siguiente los niños amanecen bien. Si este dolor nocturno se mantiene durante el día y durante las actividades, eso ya es un signo de que hay que evaluar”, aclaró la traumatóloga infantil.

Displasia de caderas

La displasia de cadera, en tanto, es una alteración congénita (presente desde el nacimiento) en el desarrollo de esa zona, que puede alcanzar distintos grados, fundamentalmente de leve a moderado. Es más común en las niñas, en el primer hijo y en los nacimientos podálicos o “de pie”.

El tratamiento de esta patología es muy importante porque los problemas en la formación de la articulación de la cadera pueden causar una artrosis de cadera, es decir, que se dañe y se destruya, causando mucho dolor y que se llegue a necesitar de una prótesis en su adultez.

Actualmente en Chile se ha implementado un sistema de screening o detección de la displasia que se aplica a todos los niños a los tres meses de vida, tanto en el sistema público como privado y que consiste en una radiografía específica que incluye el control con un traumatólogo infantil si muestra alguna alteración.

El tratamiento en la mayoría de los casos, que son los menos severos, se basa en el uso del arnés de pavlik, sistema de correas ancladas a las piernas que posicionan la cadera en un punto específico y que permita corregir el problema.

“Es importante recalcar a los papás que esto no les produce daño, que hay un periodo de ajuste, como en todo lo nuevo, pero que los niños se terminan acostumbrando muy bien”, explicó la doctora Orellana.

Posteriormente, si no se logran los efectos deseados o en casos más severos, se pueden usar tratamientos con yeso e incluso con cirugía.

Con respecto a las urgencias traumatológicas, la doctora Orellana hizo la distinción entre el esguince, que es una lesión de ligamento con distintos grados -que van desde una elongación o una distensión del ligamento hasta la rotura completa- y la fractura, que es cuando se quiebra el hueso.

¿Cuándo consultar? La especialista contó que en los niños el dolor y otros síntomas suelen ser más indefinidos, por lo que, ante la duda, lo mejor es consultar siempre.

Como recomendación general, los especialistas indicaron que un niño muy pequeño probablemente no se va quejar y no va a poder graficar claramente lo que siente, por lo que frente a cualquier deformidad que no es corregible manualmente, es necesaria la evaluación. Lo mismo se recomienda en niños más grandes frente a cualquier lesión o cualquier segmento corporal que produzca dolor o presente rigidez.

“De todas maneras, nosotros siempre recomendamos hacer un control ortopédico a todos los niños por lo menos a los cuatro años de vida, como regla. Siempre es bueno que tengan una evaluación en esa época, ver su pie, ver su marcha, y hacer una pequeña orientación a los padres”, finalizó el doctor Vásquez.

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