El Parkinson es una patología que, si bien no tiene cura, sí puede ser tratada con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes que la padecen, disminuyendo sus síntomas.

La falta de libertad de movimiento es uno de los síntomas que más dificulta la vida de las personas con Parkinson, y con el paso de los años, la enfermedad va progresando, por lo que los medicamentos cada vez son menos efectivos.

Es por este motivo que surge la necesidad de los pacientes con enfermedad de Parkinson de volver a tener control sobre sus movimientos sin depender de si hace efecto el medicamento, o no. Así lo evidencia el doctor Andrés De La Cerda, neurólogo especialista en cirugía para el Parkinson de Clínica Dávila, “los primeros años de la enfermedad, los medicamentos hacen un súper buen efecto y los pacientes tienen movilidad todo el tiempo, pero con el avance de los años, como es una enfermedad progresiva, ese efecto lo van perdiendo y se producen cosas que se llaman fluctuaciones de la respuesta motora, o sea, el paciente está bien en un momento y horas después, no se puede mover. Se toma el medicamento, vuele a tener movilidad y horas después, pierde la movilidad”.

Entonces, con la cirugía se logra resolver esta situación, mejorando en un 80% la posibilidad de movimiento diario de todos los pacientes que se someten a la cirugía para el Parkinson.

¿Quiénes son candidatos a cirugía para el Parkinson?

Lamentablemente, no todas las personas que tienen esta enfermedad son candidatos a cirugía, de hecho, el experto de Clínica Dávila explica que la cifra asciende a aproximadamente un 10% de los pacientes.

Y es que existen una serie de factores que la persona debe cumplir para optar a la operación:

  • Edad: Usualmente son pacientes menores de 70 años.
  • Años de evolución: Es necesario que hayan pasado algunos años desde que comenzó la enfermedad.
  • Respuesta a los medicamentos: Es importante que respondan bien a los medicamentos.
  • Movimientos involuntarios y fluctuaciones de la respuesta motora: Si no existen este tipo de complicaciones no es necesario operar.
  • Que estén bien cognitivamente: Se exige que los pacientes no tengan demencia.

Asimismo, el especialista comenta que, no tiene sentido someter a una cirugía a los pacientes que tienen menos de cinco años de evolución y que están bien con los medicamentos. “Esos pacientes no son candidatos, el día de mañana pueden serlo, pero inicialmente uno no se lo va a ofrecer a una persona que tiene dos años de evolución de enfermedad de Parkinson, que anda bien con los medicamentos y no tiene ningún problema”, confiesa.

Por otro lado, los pacientes que tienen muchos años de evolución y tienen problemas que no responden a los medicamentos, tampoco pueden ser candidatos a cirugía, “porque ya no responden a los medicamentos y la cirugía asemeja la respuesta al medicamento, pero la extiende en el tiempo”, asegura el neurólogo.

¿En qué consiste la cirugía para el Parkinson?

Lo que se hace con la cirugía es ingresar a los circuitos motores involucrados en la movilidad y reestablecerlos para que el paciente pueda recuperar la velocidad y amplitud de sus movimientos.

Para esto, es sumamente relevante llegar directamente a unas estructuras del cerebro que son denominadas ganglios de la base, sin ningún error, porque la cirugía no permite ni medio milímetro de error.

Es por lo anterior que la cirugía se separa en varias etapas.

En primer lugar, se ejecuta una técnica quirúrgica llamada esterotáxica, la que sirve como referente para que, junto con una resonancia que permite ver dentro del cerebro, se identifiquen específicamente los sitios donde se quiere colocar el electrodo que facultará la normalidad del movimiento del paciente.

Una vez colocado el marco esterotáxico, los especialistas pueden proceder con la planificación quirúrgica, lo que implica identificar el lugar donde se va a colocar el electrodo y definir los ángulos de ingreso y la profundidad.

Posteriormente, se procede a poner el electrodo y comprobar que está en la ubicación correcta, para finalmente poner la pila que genera los impulsos que llegan al cerebro. Todo el procedimiento dura alrededor de ocho horas.

Después de que el dispositivo es instalado, el paciente es derivado a cuidados intermedios, al día siguiente es revisado por el médico quirúrgico y normalmente a los dos o tres días puede volver a su casa.

Es importante destacar que el paciente se va con el dispositivo apagado, ya que, al ser reconocido como un agente externo por el cuerpo, se genera una inflamación que impediría la correcta programación del electrodo.

Es por lo anterior que, después de tres semanas de la cirugía, cuando el cerebro ya se ha desinflamado, el paciente tiene que ir donde el especialista para que programe el electrodo. El dispositivo es programado a través de un sistema denominado telemetría, lo que permite no volver a abrir la piel del paciente.

Antes de la programación, el paciente debe no haber ingerido sus medicamentos durante las últimas 12 horas, para que poco a poco, cuando se vaya aumentando la electricidad, se pueda determinar en cuantos voltios dejar programado el aparato, asegura el doctor De La Cerda.

Además, explica que la gracia de esta cirugía es que, los voltios se pueden ir aumentando con el paso de los años, a medida que la enfermedad del paciente va empeorando, hasta que se acabe la batería del dispositivo. Antiguamente se colocaban aparatos con una pila que duraba aproximadamente tres a cuatro años, pero hoy se pueden recargar con corriente, extendiendo la vida útil de la pila a 15 años.

Cabe recalcar de Clínica Dávila realiza esta cirugía desde el año 2014 y a la fecha ha realizado 30 cirugías para el parkinson exitosas.