Con motivo de la conmemoración de la Semana de la Lesión Cerebral Adquirida, una nueva versión de nuestros Dávila en Vivo abordó este tema y respondió en directo las principales consultas enviadas por los pacientes a través de redes sociales.

En esta oportunidad se contó con la participación de la fisiatra Cherié Gutiérrez y el neurólogo Jorge Villacura, ambos médicos especialistas de Clínica Dávila.

Al inicio de la conversación, la doctora Cherié Gutiérrez explicó que el concepto de lesión cerebral adquirida abarca las distintas patologías que producen algún daño a nivel del encéfalo que no ocurren desde el nacimiento, sino que a lo largo de nuestra vida. Entre sus principales causas se encuentran desde el accidente cerebrovascular (ACV), el traumatismo encéfalo craneano o el tumor cerebral hasta la esclerosis múltiple, el absceso cerebral, la meningitis o la meningoencefalitis.

Por su parte, el doctor Jorge Villacura aclaró que el accidente cerebro vascular, que incluye tanto la hemorragia (cuando se rompe una arteria) como el infarto cerebral (cuando se tapa una arteria), constituye la causa más frecuente de lesión cerebral adquirida y que, probablemente, es la que deja más secuelas.

“Cuando estamos hablando de la lesión cerebral adquirida, el sinfín de problemas que pueden ocurrir secundario a eso es tremendo”, relataron los especialistas. Así, debido a la importancia del cerebro para conducir la mayoría de nuestras funciones, esta lesión puede producir problemas para hablar, tragar, caminar, mover extremidades, en la coordinación de movimientos y la sensibilidad. También puede causar dificultad en el procesamiento del pensamiento o en la rapidez de las respuestas. Sin embargo, los efectos son muy individualizados, incluso en pacientes con lesiones muy similares”, recalcó.

Por lo anterior, explicaron, el plan de intervención que se hace es personalizado y los objetivos y el trabajo que definirá el equipo de rehabilitación para poder lograr el máximo potencial dependerá del déficit que se encuentre.

Ambos especialistas destacaron que la prevención, el autocuidado y la consulta precoz, si uno presenta síntomas, son fundamentales.

Por ejemplo, la hipertensión arterial crónica, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo, beber en exceso, el sedentarismo o la dieta inadecuada son factores que se pueden abordar y controlar. “No puedo eliminar todo el riesgo, porque todos tenemos riesgo de desarrollar una enfermedad, pero la persona que se cuida bien la hipertensión, por ejemplo, tiene muchas menos posibilidades de presentar una enfermedad cardiovascular que la que no se trata con nada”, puntualizaron.

Por eso, contaron que lo mejor es la prevención, hacerse controles médicos una vez al año al menos o cada seis meses. “Manejando eso, usualmente el paciente reduce de manera significativa las posibilidades de tener un accidente vascular”, señalaron.

Otro importante factor para prevenir secuelas es la consulta inmediata en la urgencia cuando se tiene síntomas neurológicos.

Para diagnosticar la lesión, usualmente basta con una evaluación neurológica, un examen clínico y un escáner de cerebro sin contraste o tomografía axial. En casos necesarios y situaciones puntuales uno puede complementar con resonancia, que muestra con mayor detalle el cerebro y con eso se define la conducta a seguir.

Para el éxito de la rehabilitación, junto a la intervención temprana, es muy importante tratar de contar con un equipo que sea multidisciplinario, liderado por médicos neurólogos y fisiatras, junto a terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, fonoaudiólogos, neuropsicólogos, incluso, muchas veces, asistente social.

Dependiendo de la severidad del daño, en general el tratamiento de rehabilitación dura unos seis meses. El proceso siempre se inicia dentro de la misma hospitalización, y después, cuando el paciente ya está en condiciones de irse a su casa o de seguir en un centro de rehabilitación, se continúa con atenciones en forma ambulatoria.

También relataron que un porcentaje elevado, por lo menos el 50% de las personas que tiene lesión cerebral adquirida por infarto, esclerosis múltiple o traumatismo encéfalo craneano, desarrollan una depresión, que puede ser leve, moderada o severa. “Eso claramente interfiere con la vida cotidiana en todos los aspectos y entre esos, la rehabilitación”, indicaron, por lo que se aborda con psicoterapia, apoyo psicológico o con fármacos.

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