La lesión cerebral adquirida es un concepto amplio, que abarca las diversas patologías o daños que pueden afectar al cerebro ya desarrollado, es decir, con los que uno no nace, y que pueden perjudicar el funcionamiento cognitivo, emocional, conductual o físico de una persona.

Las principales causas de este tipo de lesión comprenden desde accidentes cerebrovasculares y traumatismos craneales, hasta tumores cerebrales, falta de oxigenación en el cerebro, infecciones como meningitis y encefalitis o inflamaciones por otros motivos.

Según indica el doctor Ángel Castro, neurólogo de Clínica Dávila, la amplitud de factores que pueden producir estas lesiones determina también una diversidad de consecuencias, con efectos leves o temporales hasta graves y permanentes.

Así, entre los daños manifestados, pueden estar la pérdida de memoria, problemas en los procesos de pensamiento, disminución de la capacidad física, dificultad en el habla o para tragar, e incluso cambios en el comportamiento.

“Las secuelas de un daño cerebral dependen de la magnitud y la zona de la lesión, de la edad y condiciones de la persona en el momento que acontece, y de la rapidez con la que es abordado por un equipo médico”, puntualiza el doctor Castro.

Por esta razón, el especialista destaca la importancia de estar siempre atentos a los síntomas de la lesión cerebral, que no siempre son fáciles de reconocer.

Si bien algunas enfermedades catastróficas como el infarto o algún accidente traumático pueden provocar dolor y llevar a consultar rápidamente en la Urgencia, las lesiones cerebrales por accidentes vasculares, por ejemplo, no tienen dolor asociado y pueden pasar desapercibidas, lo que produce una consulta tardía. “Se pierden minutos u horas que pueden ser cruciales, ya que hay muchas lesiones cuyo mejor pronóstico depende de la rapidez con la que se accede al tratamiento”, aclara el neurólogo.

Independiente de la etiología o causa de la lesión, el doctor Castro explica que, en general, la manifestación es muy similar, son síntomas como dificultad para mover algunas partes del cuerpo o ciertos problemas en las áreas del lenguaje, la comunicación y la conciencia.

El diagnóstico lo realiza el neurólogo, usualmente respaldado con neuroimágenes, como scanner o resonancia magnética.

El tratamiento de la lesión cerebral adquirida, en tanto, debe contar con un abordaje multidisciplinario, con un equipo de profesionales compuesto por médicos especialistas, terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, fonoaudiólogos, psicólogos, enfermeras, técnicos de enfermería, entre otros.

“El manejo de este tipo de lesiones idealmente debe realizarse en unidades especializadas. Esto mejora la evolución del paciente porque todos están involucrados, coordinados y familiarizados con el diagnóstico, complicaciones y el tratamiento más adecuado a esa condición” indica el doctor.

El manejo de la persona afectada generalmente comprende una primera etapa de hospitalización en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o Unidad de Cuidado Intermedio Neurológico.

“En Clínica Dávila existe una unidad especializada en la UCI y en Cuidados Intermedios con médicos, kinesiólogos neurológicos, neuropsicólogos, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, e incluso enfermeras y técnicos en enfermería especializados en el manejo de este tipo de pacientes y su cuidado específico”, señala el doctor Castro, quien agrega que, por ser un centro de alta complejidad, se cuenta con la experiencia y tecnología de punta para abordar cualquier patología neurológica.

Tras la estabilización del paciente y el alta hospitalaria, se suele mantener un tratamiento ambulatorio, que depende de la condición en la que se encuentra la persona y que comprende desde la rehabilitación, si es necesaria, hasta la prevención de nuevos eventos o el manejo de posibles secuelas que haya dejado la lesión.