Las malformaciones de la pared torácica consisten en un grupo de alteraciones de la forma de la pared del tórax, se manifiestan desde muy temprano en la infancia y tienden a hacerse más notorias durante la adolescencia. Las más características son el tórax excavado, el tórax en quilla y las costillas aladas.

Una vez detectadas estas patologías, es necesario intervenir cuando estas alteraciones afectan la calidad de vida del paciente, tanto por presentar problemas de ánimo y autoestima, o bien, por afectar la capacidad para realizar ejercicios.

Como norma general, se espera que los pacientes hayan completado o estén cerca de terminar su etapa de crecimiento. Las malformaciones pueden ser resueltas en cualquier momento de la vida adulta, pero se entiende que mientras más años transcurran, más dificultoso será corregir el defecto.

Respecto a este punto, el doctor Juan Emilio Cheyre, cirujano de tórax de Clínica Dávila, indica que “las alteraciones son evidentes desde la infancia, pero se hacen más notorias durante la adolescencia. En general se solicitan algunos estudios de imágenes para planificar una correcta reparación, como por ejemplo, una Tomografía Axial Computarizada con reconstrucción de la pared. También, en algunos casos, es necesario realizar algunos estudios complementarios para establecer la capacidad pulmonar o detectar alteraciones cardiacas”, señala.

En relación a la recuperación, esta dependerá de la técnica elegida. Una de las más frecuentes es la técnica de Nuss, la que consiste en implantar una barra metálica en posición retroesternal, lo que corrige el defecto rápidamente.  El doctor Cheyre explica “es un procedimiento que se realiza con anestesia general mediante incisiones pequeñas en el tórax. La barra debe dejarse implantada durante un periodo prolongado de tiempo (2 a 3 años), a fin de que no haya recurrencia. Durante todo el periodo por el que se mantenga la barra puesta, los pacientes deben tener cuidado de no realizar deportes de contacto o de realizar actividades que pudieran favorecer que la barra sufra desplazamientos, rotaciones o fracturas. Las demás actividades de la vida diaria pueden ser realizadas con total normalidad”.

Existen otras técnicas quirúrgicas algo más invasivas, que se usan frecuentemente para otras alteraciones, o bien, para pacientes que no puedan ser sometidos a la técnica de Nuss. En estos casos se procura usar incisiones lo más pequeñas posibles y se intenta dejarlas en posiciones en las que puedan ser ocultadas con facilidad. En este caso, los pacientes recuperan la capacidad de realizar sus actividades cotidianas algunas semanas después de la cirugía.

 

Sobre lo anterior, el especialista aclara que “la recuperación de los pacientes es muy satisfactoria, ganan en autoestima y en los casos que tienen algunas dificultades para realizar actividades físicas, éstas se ven rápidamente resueltas con esta intervención”.

Clínica Dávila cuenta con un equipo médico altamente calificado para realizar esta intervención, compuesto por cirujanos torácicos adulto e infantil, siendo capaces de resolver satisfactoriamente las malformaciones de la pared torácica. En cuanto al equipamiento, se dispone de la mejor tecnología para la realización de todos los exámenes necesarios para el estudio preoperatorio, así como una excelente implementación de pabellón y equipos necesarios para una recuperación satisfactoria.