En Europa y también en Latinoamérica los casos de sarampión están aumentando y, aunque Chile fue declarado libre del virus en 1992, desde fines del año pasado se han detectado algunos casos importados, es decir, personas que llegaron a nuestro país y enfermaron acá.

La doctora Rosana Benítez, infectóloga de Clínica Dávila, explica que contagiarse con este virus es muy fácil y 100% efectivo. “Si una persona tiene el virus y entra en contacto con otras que no están vacunadas, esa persona se va a contagiar. Tanto es así, que antes de la existencia de la vacuna, todos nuestros niños ya habían tenido sarampión. Por eso sabemos que todos aquellos que nacieron antes de 1964 tienen anticuerpos contra el virus, ya que como no estaba la vacuna, están protegidos naturalmente”, señala la especialista.

El contagio con el virus se inicia desde cuatro días antes que se presenten los síntomas, hasta cuatro días después que aparece la erupción cutánea o “rash”, un intervalo de tiempo que abarca aproximadamente 15 días.

La doctora Benítez dice que el virus se transmite a través de las gotas de saliva que se expulsan al toser o estornudar, ya que es en la vía respiratoria donde mayoritariamente se aloja.

“En los niños tiene una letalidad del 10%. Esto significa que el 10% de los niños contagiados con el virus tienen posibilidad de fallecer. Antes de la vacuna fallecían muchos niños en Chile por sarampión”, señala la infectóloga.

El diagnóstico se realiza de acuerdo a los antecedentes clínicos que presenta el paciente. “Básicamente, uno busca lo que llama las manchitas de Koplik (puntos blancos), que se encuentran dentro de la boca y cerca de los molares. Eso es bastante característico. Se puede confundir con la rubéola porque tienen un rash similar (alteración de la piel). Yo le diría a la población general que, si hay fiebre sobre los 38 grados, hay conjuntivitis, tos, decaimiento y aparece rash en la piel es necesario consultar rápidamente”, dice la doctora Benítez.

Si el paciente del que se sospecha sarampión no está cerca de un centro hospitalario, lo principal es aislarlo en su pieza, con una mascarilla. “Se debe evitar que concurran personas que están inmunosuprimidas, que se encuentren ingiriendo corticoides, que estén con un cáncer detectado y niños menores de un año que aún no tienen la vacuna. Luego hay que preocuparse de bajar la temperatura”, detalla.

“Es importante que no se produzcan complicaciones como neumonías o diarreas, que pueden agravar. Muy raramente afecta el sistema nervioso”, dice la doctora Benítez.

“Si alguien ya tuvo sarampión en algún momento de su vida, no se enferma otra vez porque esa inmunidad se adquiere en forma definitiva. Si ya tuvo, no se contagia de nuevo, pero pueden haber algunas excepciones, como pacientes con algún tipo de inmunosupresión (disminución o anulación de la respuesta inmunológica del organismo mediante tratamiento médico)”, puntualiza.