Existe una gama de tumores que se pueden presentar en el intestino delgado y estos van desde tumores benignos hasta malignos (cáncer).

El gran problema de esta patología es que no existe ningún examen que permita saber de qué tipo de tumores hablamos sin realizar una cirugía, por lo que no importa si éste es benigno o maligno, hay que extirparlo, realizar una biopsia y luego de esto ver qué tipo de tratamiento seguir.

¿Cómo se diagnostican?

Usualmente estos tumores se diagnostican por imágenes, ya que según confirma el doctor Cristian Gamboa, cirujano digestivo de Clínica Dávila, ni la endoscopía digestiva, ni la colonoscopía alcanzan a ver el intestino delgado.

Por lo tanto, existen dos formas de realizar el diagnóstico, la primera, como hallazgo cuando el paciente se está realizando un scanner o una resonancia de abdomen y pelvis por otro motivo; y la segunda, porque el tumor ya está demasiado grande, y comienza a generar sintomatología. Una vez diagnosticado, el paciente tiene que someterse a una cirugía para extirpar este tumor y analizar a que tipo histológico corresponde (benigno o maligno).

Tipos de tumores

Según el doctor Gamboa, estos tumores pueden dividirse en tres clases.

En primer lugar, se encuentran los GIST, llevan este nombre por su sigla en inglés, lo que significa que son tumores del estroma gastrointestinal, es decir, de la capa intermedia de la pared del intestino delgado.

Los GIST son del tipo de tumores más frecuentes, pero no por eso los más agresivos. El especialista explica que la gran mayoría de las veces con el tratamiento quirúrgico es suficiente, sin embargo, eso es definido por la biopsia posterior. Esta intervención se puede realizar a través de una técnica mínimamente invasiva, mediante vía laparascópica o con cirugía tradicional.

En caso de ser necesario, se debe administrar tratamiento complementario con quimioterapia postoperatoria, pero corresponde a una quimioterapia oral, con pastillas.

En segundo lugar, están los tumores benignos, que no tienen el riesgo de diseminarse a distancia, pero que dado su crecimiento pueden generar sintomatología de obstrucción intestinal o de compresión de órganos en el abdomen. El tratamiento para estos es básicamente quirúrgico, se saca el segmento de intestino donde está ubicado el tumor y se vuelve a unir.

Finalmente, existen los tumores del tipo adenocarcinoma y linfomas. Se trata de un tipo de cáncer distinto al de los GIST, es más agresivo, pero afortunadamente son los menos frecuentes. En este caso, también hay que extirpar el tumor, pero esta vez es mucho más probable que se requiera de un tratamiento adyuvante como la quimioterapia, no obstante, siempre va a depender de cada caso.

Factores de riesgo

Las causas de estos tumores son poco conocidas para los especialistas, pero se sabe que algunos de sus factores de riesgo pueden ser alteraciones genéticas, tabaquismo y obesidad. El experto asegura que evitando el cigarrillo y llevando una vida saludable con una dieta rica en frutas y verduras se puede disminuir la probabilidad de desarrollar tumores del tubo digestivo.