La resonancia cardíaca es un examen no invasivo que, a través de un medio de contraste, muestra imágenes del corazón para hacer diagnósticos más profundos con un alto nivel de precisión, gracias a las mediciones que se pueden tomar con la calidad de estas imágenes, que además permiten ver el corazón desde sus diferentes ángulos.

Según el doctor Javier López, cardiólogo especialista en imágenes de Clínica Dávila, “la imagen cardiaca se basa en medir todo. Todo es una cosa de métricas y precisión”.

Además, explica que la resonancia cardíaca es un examen que no utiliza radiación, sino que se hace con radiofrecuencia, por lo que no presenta mayores complicaciones y añade que se solicita para pulir la precisión de los diagnósticos después de que se tiene una visión global con una ecocardiografía y/o un electrocardiograma.

“Siempre viene a partir de las ecocardiografías. El primer acercamiento se hace en base a la ecocardiografía, al electrocardiograma, a los síntomas del paciente, a los exámenes de laboratorio, y cuando quiere afinar más la cosa, cuando se quiere ir a cosas más específicas, se pide la resonancia cardíaca”, expresa.

Por su parte, la resonancia cardíaca no sólo es útil para ver cómo funciona el corazón, sino que también para analizar y caracterizar diferentes aspectos en el tejido coronario, por ejemplo, observar si hay agua en el músculo cardíaco, ver si está inflamado o no, además, permite ver si hay alguna parte del músculo que esté muerto, ya que, gracias a la resonancia se notan las posibles escaras y cicatrices.

El experto comenta que la resonancia cardiaca es un examen complejo que requiere de una máquina de la más alta tecnología y de un profesional formado para realizarlo. Asimismo, agrega que Clínica Dávila es uno de los seis centros médicos del país que cuentan con dicha tecnología y con uno de los pocos profesionales preparados para poder efectuar el procedimiento.

¿En qué consiste la resonancia cardíaca?

Para realizar una resonancia cardíaca, el paciente debe recostarse sobre una camilla que se introduce a un tubo en el que serán tomadas las imágenes del corazón. Una vez dentro, el especialista a cargo va a solicitar de su participación, pidiéndole que inspire, aguante la respiración por un momento y expire, dura aproximadamente 40 minutos.

Para proceder, es necesario que el paciente cuente con cuatro horas de ayuno, que no tenga problemas renales u otra contraindicación para el medio de contraste que se utiliza y que pueda tolerar estar dentro del tubo cooperando con el personal médico.