La alimentación no es un juego y tampoco una moda. Comer equilibrado y según las necesidades de cada individuo es fundamental, sobre todo si se trata niños y adolescentes.

En el último tiempo, una tendencia que está creciendo es el veganismo, un sistema de alimentación que propone sacar de la dieta productos y subproductos derivados de los animales, lo que incluye carnes, leche y huevos.

Cada vez son más las personas que se convierten en veganos, pero ¿es recomendable este tipo de alimento para los menores de edad?

La doctora Patricia Bustos, nutrióloga infantil de Clínica Dávila, señala que “algunas organizaciones científicas plantean que las dietas totalmente vegetarianas o veganas, que son adecuadamente planificadas, son saludables y apropiadas nutricionalmente para todo el ciclo vital. “Sin embargo, otras sugieren ciertas limitantes para la población pediátrica ya que se trata de un grupo con etapas de rápido crecimiento y desarrollo donde las demandas podrían ser sobrepasadas en dietas de este tipo”.

Según la especialista, “los riesgos de deficiencias nutricionales para estas dietas han sido publicados y plantean un posible déficit en proteínas, omega 3, hierro, zinc y vitamina D para aquellos consumidores de dietas vegetarianas, además de calcio, yodo y vitamina B12 para las dietas veganas”.

Si se consideran estas situaciones, “entonces, para lactantes y preescolares, y probablemente, para escolares que están en la etapa de mayor velocidad de crecimiento, definitivamente no son recomendables ya que estas etapas corresponden a momentos críticos del crecimiento y desarrollo donde existe alto riesgo de déficit y secuelas permanentes”.

Se estima que solo durante la adolescencia y más o menos hasta los 15 años, los niños pueden crecer hasta 12 centímetros, y las niñas, alrededor de unos 10 en un año, una velocidad de crecimiento que requiere una dieta balanceada en nutrientes que permita cubrir todas las necesidades del desarrollo en esta etapa de la vida.

“Lo recomendable es una alimentación variada, suficiente, inocua, que contenga todo tipo de alimentos, incluidos carnes, lácteos y huevos”, señala la nutrióloga.

En el caso de los niños y adolescentes que no coman carne, es preferible una dieta ovoláctea (aporta proteínas, vitamina B12, minerales y hierro) por sobre aquella con más restricción de productos. Una dieta que incluya leche y huevo, “amplía la variedad de fuentes alimentarias para adquirir los nutrientes críticos para la edad pediátrica”.

Los menores que son veganos requieren un control vigilado y exámenes periódicos para evitar el déficit de algún nutriente. La nutrióloga de Clínica Dávila explica que es necesaria la asesoría nutricional y el control periódico con exámenes de laboratorio. ¿Cuánto? “Una vez al año o cada dos años, dependiendo de la duración de esta alimentación, sería conveniente realizar un examen de sangre para evaluar anemia, depósitos de hierro, situación de la vitamina B12 y vitamina D”, indica.