El cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres chilenas, sin embargo, se ha demostrado que cuando éste es detectado de forma precoz, es decir, en etapas I o II, las pacientes tienen una sobrevida del 80 a 90% a cinco años.

De hecho, la doctora Militza Petric, cirujano de mama de Clínica Dávila, comenta que “si bien, nosotros sabemos que el cáncer puede matar, también sabemos que, si hacemos un diagnóstico oportuno y damos un tratamiento precoz, las pacientes van a poder tener una buena sobrevida. Ahí es cuando el cáncer no es sinónimo de muerte;  el cáncer de mama diagnosticado a tiempo se  puede curar”.

Se considera que un cáncer está en una etapa precoz cuando es un tumor pequeño que, muchas veces, no se palpa al examen físico y además no ha comprometido los ganglios axilares, ni dado metástasis a otros órganos.

Detección precoz

En este sentido, el rol de la mamografía es fundamental, siempre y cuando se realice en el momento más adecuado. En algunos casos, es necesario complementar este examen con la ecografía mamaria.

Según la especialista, es sumamente importante que las mujeres sin síntomas mamarios,  realicen la mamografía anual a partir de los 40 años. Sin embargo, quienes tienen más factores de riesgo, que son principalmente pacientes con antecedentes familiares de cáncer de mama, deben comenzar al menos diez años antes de la edad a la que atacó el primer cáncer en la familia, y si existe algún factor hereditario o mutación genética, incluso es recomendable comenzar con anterioridad. Por otra parte, independiente de la edad, cualquier mujer que note alguna anomalía en su autoexamen mamario, como aumento de volumen o masa, secreción por el pezón, retracción de la piel o del pezón, enrojecimiento, etc., debe consultar a un especialista en patología mamaria.

El screening es utilizar una prueba para examinar a personas que no tienen síntomas de una enfermedad particular. “Si nosotros hacemos el screening adecuado, es decir, la mamografía a la edad que corresponde realizarla, podemos detectar tumores a pacientes que son asintomáticas, que si no se hubieran hecho el examen no sabrían que tienen un cáncer. Por eso la mamografía es el único examen que ha demostrado beneficios en cuanto a la reducción de la mortalidad, si detectamos estos tumores en etapas precoces, podemos ofrecer a las pacientes un tratamiento curativo”, explica.

Asimismo, agrega que las pacientes deben llevar sus exámenes con un especialista para que los pueda revisar y de esta forma, descartar cualquier anomalía.

“Lo que nosotros hacemos es evaluar a las pacientes, con la historia clínica personal y familiar más el examen mamario, y revisamos la mamografía y ecografía mamaria; con todo esto definimos si la paciente efectivamente está sana y requiere hacerse el examen en un año más. Pero hay veces que en los exámenes aparecen lesiones que requieren un examen de seguimiento más estricto, por ejemplo, en seis meses. Y, por otro lado, tenemos pacientes que el examen muestra que hay algo sospechoso de cáncer de mama y esa paciente obviamente tiene que ser evaluada, para poder confirmar o descartar el diagnóstico”, asegura la experta.

En caso de que existan dichas lesiones sospechosas, se va a solicitar a la paciente que se realice una biopsia por punción con el fin de definir el diagnóstico. Si se demuestra que es un cáncer, debe ser caracterizado y etapificado, es decir, se identifica que tipo de cáncer de mama tiene la paciente y en qué etapa está, para posteriormente evaluar el caso a un comité oncológico multidisciplinario para definir qué tratamientos debe recibir: Cirugía, radioterapia, quimioterapia, hormonoterapia y/o terapias biológicas.

En cambio, si en la biopsia se encuentra que es un tumor benigno, el especialista definirá si sólo requiere seguimiento o si debe someterse de todas formas a una cirugía, dependiendo del tipo de tumor que se trate. Existe también la posibilidad que la biopsia muestre que la paciente es portadora de una lesión precursora de cáncer, entonces deberá mantenerse en un control mucho más estricto y eventualmente, someterse a estrategias de reducción de riesgo para el desarrollo de la enfermedad.

Tipos de biopsia

Actualmente se utilizan las biopsias por punción guiadas por imágenes para realizar el estudio de las lesiones mamarias sospechosas. La punción permite la extracción de una muestra de tejido, que se envía a estudio microscópico para definir el diagnóstico. La biopsia puede ser guiada por ecografía si la lesión a estudiar es visible por este método. Cuando se trata de microcalcificaciones, o lesiones sólo visibles en mamografía y sin representación ecográfica, es necesario realizar una biopsia estereotáxica, que permite la localización exacta de las lesiones utilizando rayos X.

“Los cirujanos de mama, una vez que evaluamos a la paciente y sus exámenes, decidimos qué tipo de biopsia es el más conveniente en cada caso. En Clínica Dávila contamos con ambos métodos de biopsia. El procedimiento es mínimamente invasivo, se realiza con anestesia local, y es bien tolerado por las pacientes”.

Estrategias de disminución de riesgo

La doctora Petric es enfática al decir que no hay un método que permita prevenir el cáncer de mama en forma absoluta, sin embargo, existen maneras de reducir el riesgo de que la enfermedad ocurra.

Es importante destacar que existen factores de riesgo que son modificables, y su control depende de cada paciente. Entre estos se encuentran: obesidad, sedentarismo e ingesta de alcohol y tabaco. Por lo tanto, se recomienda llevar un estilo de vida saludable.

Por otro lado, los factores de riesgo que no son modificables tienen que ver con la condición de ser mujer (el cáncer de mama también puede afectar a los hombres), el envejecimiento celular y la predisposición genética.

Las mujeres sanas, que son portadoras de mutaciones en genes relacionados con mayor susceptibilidad para cáncer de mama, tienen hasta un 80% de probabilidades de desarrollar la enfermedad a lo largo de su vida. Para este grupo específico existen medidas de disminución de riesgo más dirigidas, como por ejemplo, la hormonoterapia preventiva o incluso, la opción de cirugía, que consiste en una mastectomía bilateral con reconstrucción mamaria, con lo que se puede reducir el riesgo en un 90%.