Con solo 35 años es el paciente que pasó más tiempo en el país internado por coronavirus en la UCI. 

Era la segunda ola de COVID-19 y Rodrigo comenzó con síntomas muy similares a los de un resfriado. Sin embargo, estos se fueron agravando y llegó a la Urgencia de Dávila para descartar las sospechas. Pero el diagnóstico fue claro, era coronavirus. 

Algunas enfermedades como hipertensión o diabetes, pueden empeorar el escenario para ciertos pacientes, pero él no tenía ninguna patología de base. En ese momento, estaba comenzando el proceso de inmunización con la primera dosis y Rodrígo no estaba vacunado.

Tras cinco días de hospitalización, fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) por la complejidad de su estado de salud, ya que presentaba una neumonía por COVID-19. “Estaba extremadamente grave, pues su capacidad pulmonar estaba al límite, incluso, con el soporte de ventilación artificial”, señala el Dr. Emilio Feres, broncopulmonar de Dávila. 

Con el paso de los días, Rodrigo no despertaba y los médicos comenzaron a extrañarse. Así fueron ocho meses donde él estuvo intubado e inconsciente, pasando de la UCI a la Unidad Coronaria y retornando nuevamente a la UCI, dada su gravedad. 

Con tan solo 35 años fue el paciente que ha estado más tiempo en el país hospitalizado en una unidad crítica por coronavirus y en ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea), proceso en el que la sangre se bombea fuera del cuerpo, a una máquina externa que permite mejorar la oxigenación de la sangre.

Tras meses de incertidumbre, Rodrigo comenzó a reaccionar de manera positiva y sus niveles de oxigenación mejoraron poco a poco, hasta que logró despertar. 

Ana, su esposa, asegura: “Fueron más de tres veces las que vine a despedirme de Rodrigo, pensando que él ya no iba a despertar más, que estaba sufriendo. Pero fue un milagro y gracias a todo el personal de la clínica, él pudo volver a vivir”. 

Tras despertar estuvo alrededor de dos meses en Cuidados Intensivos, hasta el 1 de abril de 2022, día en que Rodrigo pudo dejar la Unidad. Gracias a su constante mejora, veinte días después, fue dado de alta. 

Pese a que requirió de hospitalización domiciliaria, hoy trabaja con kinesiólogos para su continua rehabilitación. Luego de meses estando en cama, fue necesario recuperar la fuerza y movilidad de sus músculos. Además, asegura que la fibrosis pulmonar que tuvo como secuela, le produce cansancio constante en actividades cotidianas como caminar.