Para que la sangre pueda trasladarse adecuadamente a los distintos órganos del cuerpo, se necesita un determinado grado de presión arterial que va a permitir que las arterias se dilaten y así la sangre fluya correctamente.

¿Cuál es el rango de presión ideal?

Según el doctor Sebastián Cabrera, nefrólogo de Clínica Dávila, “hay ciertos rangos de presiones que son seguras para las arterias y en ese sentido, hacen que el flujo de sangre en las arterias sea adecuado, pero existen ocasiones en que esa presión es más allá de lo necesario para la irrigación de la sangre y cuando ese aumento de la presión en forma aguda se mantiene en el tiempo, provoca problemas de salud, porque daña las arterias”.

Asimismo, el especialista explica que, para hacer esta medición hay que revisar dos tipos de presión, la alta, que es la que mide la presión sistólica, es decir, cuando el corazón eyecta toda la sangre; y la más baja, correspondiente a la diastólica, que es la presión que queda en las arterias después de que el corazón se empieza a dilatar.

Lo ideal es que la presión arterial se encuentre en 120/70, dice el doctor Cabrera, y agrega que entre 120 – 130 y 70 – 80 se considera como presión elevada.

Diagnóstico de presión alta

Una persona es considerada hipertensa cuando la presión ha estado elevada en al menos tres mediciones en el tiempo, evaluada idealmente en días alternados durante una misma semana.

Para hacer el diagnóstico primario de la hipertensión, en Clínica Dávila se recomienda el Test de Holter, que consta de una medición ambulatoria de presión arterial en 24 horas, a través de la postura de una máquina en el brazo del paciente.

De esta manera, con una sola medición, los especialistas pueden diferenciar el tipo de presión arterial que está alta y asegurar un tratamiento adecuado de acuerdo a las horas del día en que el paciente presenta alzas en la presión.

Se recomienda a los pacientes medir su presión frecuentemente, ya que se trata de una patología que no presenta síntomas y puede resultar muy dañina para la salud.

Consecuencias de la hipertensión

Es de conocimiento popular que la hipertensión puede causar problemas en el corazón, provocando infartos cardíacos, alteraciones en la aorta o engrosamiento del mismo. Sin embargo, esta variación en la presión arterial también puede generar complicaciones en otros órganos y partes del cuerpo.

Como la hipertensión genera daños en las paredes de las arterias, es muy frecuente que pueda producir deterioro en el cerebro, ocasionando accidentes vasculares, infartos o hemorragias cerebrales; en los riñones, pudiendo provocar que funcionen de forma inadecuada; en los intestinos, produciendo una alteración del flujo de la sangre de estos y dolores abdominales; en los ojos, generando daños a las arterias que están dentro de la retina; y en las arterias de las piernas, pudiendo causar una isquemia.

Tipos de hipertensión

El nefrólogo confiesa que existen dos tipos de hipertensión, la primaria y la secundaria.

Se habla de hipertensión primaria cuando un paciente tiene la enfermedad propiamente tal. En general, se desarrolla por causas genéticas, ya que, conforme a lo aclarado por el experto, un paciente que tiene un padre o madre hipertenso, tiene un 50% de probabilidades de serlo también; y uno con ambos padres hipertensos, es casi seguro que sufrirá de presión arterial alta.

Por otro lado, el excesivo consumo de sal, la obesidad, el tabaquismo y el alcohol, también son factores de riesgo para padecer esta patología.

El tratamiento para este tipo de hipertensión consta esencialmente en cambiar los hábitos de estilo de vida de los pacientes.

Por su parte, la hipertensión secundaria es la manifestación de otras enfermedades. El doctor Cabrera asegura que no hay que asustarse con este tipo de hipertensión, ya que es muy probable que el especialista a cargo vaya a buscarla una vez encontrada la enfermedad que está causando la alteración en la presión.

Cuando un paciente tiene hipertensión secundaria, lo más acertado es atacar en primera instancia la patología que dio origen a la presión alta e intentar bajarla con fármacos.

Recomendaciones

El experto asegura que la herencia es una de las principales causas de esta enfermedad, por lo que las personas que cargan con la genética de la hipertensión deben tener especial cuidado con su salud.

En este sentido, es recomendable no consumir más de dos gramos de sal diarios, lo que equivale a dos tapas razas de lápiz Bic, al día. Idealmente preferir las sales dietéticas, ya que están compuestas de cloruro de sodio con cloruro de potasio, por lo que disminuyen la ingesta de sodio.

Además, es relevante cocinar sin sal, añadirla después y evitar alimentos procesados o que vengan previamente preparados.