La hipertensión es una enfermedad generada por varias enfermedades o varias alteraciones genéticas que provocan en la persona un aumento en su presión arterial. Las causas pueden ser varias: desde la retención de sodio, que el sistema nervioso produzca más adrenalina, que los vasos sanguíneos se compriman y se vuelvan más rígidos, hasta que la cantidad de sangre bombeada al corazón sea más alta de lo normal.

Síntomas

La hipertensión, al igual que la insuficiencia renal, no tiende a presentar síntomas. Usualmente, las personas suelen asociarlo con cefaleas o dolores de cabeza; sin embargo, éste no es indicador determinante para diagnosticar la enfermedad. Por este motivo, se suele conocer como el “asesino silencioso”.

Diagnóstico

Para poder diagnosticar la hipertensión, la persona se debe tomar la presión arterial en tres ocasiones distintas durante tres días. La necesidad de repetirlo en varias ocasiones es poder comprobar que esta alza de presión perdura en el tiempo y que no está siendo afectada por factores puntuales y  externos, como por ejemplo: haber realizado algún tipo de ejercicio o tomado una taza de café.

Exámenes

“El método que utilizan los médicos para confirmar la hipertensión, por su sensibilidad y precisión, es el holter de presión arterial. Este aparato, que el paciente debe utilizar por 24 horas, permite: comprender el comportamiento de la presión arterial en el paciente, identificar cuál puede ser la causa, y recetar el medicamente exacto que la persona necesita. No todas las hipertensiones son tratadas de la misma manera. Depende de las características que presente cada uno de los pacientes”, aclara el doctor Sebastián Cabrera, nefrólogo de Clínica Dávila.

Por ejemplo, los pacientes obesos que padecen de apnea obstructiva del sueño (que roncan), suelen dejar de respirar por la boca mientras duermen. Cuando esto sucede, se produce una descarga enérgica muy alta, que produce que su presión suba. Lo normal es que la presión baje mientras descansamos. Estas variaciones son detectadas por el holter, que luego puede ser analizado en profundidad a través de una polisomnografía.

Riesgos

Si la presión arterial se mantiene alta en el tiempo y no es controlada por un médico, aumenta el riesgo de que sus vasos se compriman y rigidicen, lo que provocaría accidentes vasculares. En términos simples, se podría romper u obstruir una arteria del corazón o del cerebro, causando desde daños irreparables hasta la muerte.

Tratamientos

La principal recomendación que hará el médico es hacer un cambio de estilo de vida. Esto significa:

  • Estar atentos a la comida que consumimos.
  • Bajar o eliminar el consumo de sal.
  • Mantener un peso saludable.
  • Hacer ejercicios (no al sedentarismo).
  • No fumar.
  • No consumir alcohol en exceso.

Complementario a llevar una vida saludable, se prescriben fármacos que contrarresten los mecanismos de hipertensión en cada persona.