La creencia más generalizada sobre el déficit atencional dice que es una patología que solo afecta a niños y adolescentes en la edad escolar. Sin embargo, en el último tiempo se ha comprobado que este trastorno puede persistir hasta la adultez e incluso recién ser diagnosticado o tratado a esa edad.

Según explica el doctor Ludwig Plate, neurólogo de Clínica Dávila, el déficit atencional es un trastorno crónico y evolutivo que se caracteriza por inatención, junto a problemas de hiperactividad y de control de impulsos, con un fuerte componente genético y hereditario.

“Si bien no se puede prevenir, sí se puede diagnosticar a tiempo y tratar las consecuencias”, puntualiza.

En el caso de los adultos, este trastorno puede tener importantes efectos en su vida diaria, lo que se manifiesta con problemas de autoestima y en el desempeño laboral o académico, así como inestabilidad en relaciones interpersonales y estado emocional.

“Generalmente, estos pacientes han ido desarrollando a lo largo de su vida diversos mecanismos y herramientas para poder compensar su problema y rendir adecuadamente, lo que implica un gran esfuerzo y el consiguiente desgaste”, indica el doctor Plate.

¿Cómo reconocer a un adulto con déficit atencional?

Si bien el diagnóstico debe ser realizado por un profesional calificado, como un neurólogo, psiquiatra o psicólogo, existen ciertas señales a las que se debería prestar atención y que deberían llevar a consultar, entre las que se cuentan:

  • Dificultad para concentrarse, en especial en tareas complejas o que considera poco atractivas.
  • Problemas para organizarse, administrar el tiempo, priorizar tareas y finalizarlas.
  • Impaciencia, incapacidad para esperar turnos.
  • Hablar en exceso, generalmente interrumpiendo al interlocutor o participando en conversaciones ajenas.
  • Cometer frecuentes errores por descuido.
  • Distraerse fácilmente, parecer olvidadizo o que no escucha cuando se le habla.
  • Extraviar cosas con facilidad y olvidar nombres o hechos.
  • Impulsividad e inconstancia.
  • Cambios de humor, irritabilidad.
  • Mucha energía e hiperactividad, dificultad para mantenerse sentado o sin mover manos o pies.

¿Cómo abordarlo?

El déficit atencional en los adultos se trata de manera similar que en los niños y contempla un abordaje multidisciplinario e integral, que combina el uso de ciertos medicamentos, la psicoterapia y el apoyo complementario, como mantener una vida saludable, practicar algún deporte, yoga o meditación.

Los especialistas recomiendan una serie de consejos útiles que pueden ayudar a las personas con déficit atencional.

  • Hacer listas con las tareas por hacer, ordenadas por prioridad.
  • Dividir las tareas en etapas más pequeñas, que sean más fáciles de ir cumpliendo.
  • Usar regularmente algún sistema de organización, como agenda o planner, ya sea electrónico o en papel.
  • Seguir y mantener una rutina diaria, dejando cosas como llaves o billetera siempre en el mismo lugar.
  • Usar recordatorios y post it en lugares cotidianos.
  • Establecer premios o recompensas cuando se cumplan ciertas metas o tareas.