El envejecimiento es la causa más común de las cataratas. Este problema ocular se define como la opacidad del cristalino, lente natural ubicado por detrás del iris, el que en conjunto con la córnea tienen como función enfocar los rayos luminosos a nivel de la retina para lograr la visión.

Desde el punto de vista óptico, la córnea es el lente con mayor potencia de ambos, sin embargo, el cristalino tiene la virtud de cambiar su curvatura, lo que hace que su potencia óptica varíe, permitiendo a los ojos enfocar imágenes a diferentes distancias, fenómeno conocido como acomodación.

El oftalmólogo de Clínica Dávila, Patricio Guerrero, explica que “la opacidad del cristalino determina fundamentalmente pérdida de visión, la que va en aumento conforme el cristalino se vuelve más opaco, pudiendo llegar a la ceguera. Otros fenómenos que se pueden experimentar además de la pérdida de agudeza visual son: deslumbramiento, visión doble por el ojo comprometido (diploplia monocular) y second sight o segunda visión, la que consiste en que a algunas personas les mejora transitoriamente la visión de cerca debido a una miopización del cristalino, como parte de la evolución de la catarata”.

Sobre el tratamiento, el oftalmólogo indica que “es quirúrgico, y consiste en una cirugía en la que se retira el cristalino opaco del paciente y su función se suple mediante el implante de un lente intraocular, el que tiene una potencia óptica calculada previamente para el ojo de esa persona”.

Asimismo, agrega que “esta cirugía de catarata está indicada cuando la agudeza visual está por debajo de los niveles necesarios para las actividades de esa persona en particular, lo que impacta negativamente en su calidad de vida. Lo anterior siempre y cuando la pérdida de agudeza visual esté dada por la opacidad del cristalino y no predominantemente por alguna otra condición asociada”.

La técnica quirúrgica más extendida actualmente es la facoemulsificación del cristalino seguida del implante de un lente intraocular (todo en el mismo acto quirúrgico). Esta técnica consiste en la fragmentación del cristalino mediante ultrasonido, seguido de su aspiración a través de una incisión muy pequeña (generalmente inferior a los 3 mm), implantando luego el lente intraocular, el que se pliega para insertarlo a través de la incisión. Este lente intraocular se despliega dentro del ojo del paciente.

Esta cirugía es ambulatoria y se realiza generalmente bajo anestesia tópica, es decir, mediante gotas de anestesia en el ojo del paciente y sedación endovenosa.

La cirugía de catarata está contemplada dentro del GES, sin embargo, para acceder a ésta no basta con tener catarata, sino que además la visión con el mejor lente posible debe ser igual o inferior a 0.3. Si la visión es mejor no clasifica dentro del GES.

Sugerencias para el postoperatorio y recuperación

Los cuidados en el postoperatorio apuntan fundamentalmente a evitar una posible infección y a evitar el desplazamiento del implante. Estos cuidados consisten en:

– Mantener un protector ocular que evite la entrada de cuerpos extraños que potencialmente vengan contaminados.

–  No mojar el ojo operado, ya que el agua arrastra microorganismos que potencialmente pudieran infectar el ojo operado.

–  No agacharse ni hacer fuerza física. Estas maniobras aumentan la presión intraocular pudiendo producir el desplazamiento del lente intraocular.

– Usar unas gotas que combinan un antibiótico para prevenir una infección y un corticoide para tratar la inflamación inducida por la propia cirugía.