La talla baja constituye uno de los principales motivos de consulta al pediatra, ya que los padres suelen comparar la estatura de su hijo con la de sus amigos y compañeros de curso y ahí surgen las inquietudes.

Sin embargo, solo se considera que un niño posee una talla baja si se encuentra bajo el tercer percentil en la curva de crecimiento, es decir, por debajo del 3% de la población de referencia; o está dos desviaciones estándar (por debajo) de la talla parental del papá y la mamá.

Los expertos indican que aunque un crecimiento más lento de lo normal puede indicar un problema de salud importante, la gran mayoría de los niños con una baja estatura no presentan trastornos, son sanos y van creciendo a un ritmo normal.

¿Por qué se produce?

Según el doctor Rodrigo Bancalari, endocrinólogo infantil de Clínica Dávila, la baja estatura en niños puede tener varias causas, entre las que destaca la baja talla familiar, es decir, que uno, ambos padres o incluso los abuelos tienen baja estatura, pero su ritmo de crecimiento es normal.  Otros factores que pueden influir son el retraso en el crecimiento, lo que significa que solo crecen más tardíamente y presentarán una estatura normal cuando lleguen a la adultez o, por el otro lado, puede ser consecuencia de una pubertad precoz. También existe la baja estatura idiopática, que no presenta una causa identificable en un niño totalmente sano.

Adicionalmente, existen casos en los cuales la talla baja en un niño puede ser síntoma de un trastorno de salud más importante. Por ejemplo, la baja estatura también puede ser consecuencia de algunas enfermedades crónicas que afectan el corazón, los pulmones, los riñones o los intestinos. Asimismo, puede deberse a problemas endocrinos, donde exista una deficiencia de la hormona del crecimiento o de la hormona de la tiroides. Otros niños pueden presentar, además, trastornos genéticos que afectan a los huesos.

¿Cómo se confirma el diagnóstico?

Ante la duda o la sospecha sobre la talla de un niño, se recomienda consultar siempre al pediatra, ya que algunos trastornos de crecimiento pueden estar relacionados con problemas en la salud general.

Un punto importante es analizar la curva del crecimiento del niño, pues requiere de estudio si cae o si sube de manera abrupta.

“Para confirmar si un niño o adolescente presenta realmente una estatura baja, el especialista indica una serie de pruebas muy específicas que contemplan talla, peso, proporción corporal, sexo y edad ósea y cronológica”, explica el doctor Bancalari. Un examen habitual es el cálculo de edad ósea, que a través de la radiografía de la mano y la muñeca izquierda del niño busca comprobar si el desarrollo de sus huesos corresponde a su edad cronológica y pronostica cómo será su altura, considerando también la estatura de sus padres.

Con la información recogida, se realiza además una comparación con curvas de crecimiento de referencia internacional.

Cuando se sospecha que puede haber una enfermedad de base, como por ejemplo un trastorno hormonal, se realizará la derivación a un especialista como el endocrinólogo para definir el tratamiento. Mientras antes se identifique el origen del problema, se tendrán mejores posibilidades de obtener buenos resultados.

En algunos casos específicos, el tratamiento pasa por administrar hormona del crecimiento, que conlleva algunos riesgos y efectos secundarios.

Para ayudar a los niños a crecer el máximo posible de acuerdo a su potencial, los expertos recomiendan cuidar sus horas de sueño y que se acuesten temprano, ya que se apoya la secreción de la hormona del crecimiento, alimentarlos balanceadamente y que realicen actividad física periódica.