Este trastorno neuroconductual, se caracteriza por la dificultad para prestar atención y mantenerla por periodos prolongados, además de distraerse de manera fácil ante estímulos.

El déficit atencional se asocia con niños y niñas hiperactivos, impulsivos y con dificultad para concentrarse. Con los nuevos estudios que se han realizado, se sabe que este trastorno perdura hasta la adultez. Si bien no se puede prevenir, sí se puede diagnosticar a tiempo y tratar.

Los principales síntomas que se detectan, generalmente antes de los 12 años, son la presencia de impulsividad, falta de atención o hiperactividad, características que irrumpen dentro de la conducta en forma importante y desproporcionada en comparación con sus pares.

El déficit de atención puede clasificarse en tres tipos: en uno de ellos predomina la hiperactividad o impulsividad, al paciente le cuesta mantenerse quieto, se mueve constantemente o juega con un objeto. Además, se caracteriza por hablar excesivamente y tener dificultad para estar calmado. 

En el segundo tipo predomina la falta de atención, el paciente tiene problemas para mantenerse concentrado por un periodo sostenido y, también, cometen errores por falta de atención. 

Finalmente el tercer tipo,  conocido como mixto, se manifiesta con un paciente que es hiperactivo o impulsivo y, además, presenta falta de atención. 

Ante la sospecha de estar frente a este trastorno, es fundamental consultar a un especialista y realizar un estudio con un equipo multidisciplinario, compuesto en primera instancia por un pediatra o neurólogo, además de incluir evaluación psicológica y psicopedagógica para diagnosticar y definir el tratamiento adecuado.

El tratamiento no siempre contempla medicación y puede complementarse con apoyo psicológico, y terapia conductual a través de los padres y ayuda psicopedagógica.

Fecha de publicación: 20/07/22