La embolía pulmonar es una patología que se produce cuando un coágulo de sangre producido en alguna parte del cuerpo, por ejemplo, en las venas de las extremidades inferiores, viaja a través de las venas hasta las arterias pulmonares. Así, este coágulo se aloja en las arterias pulmonares, obstruyendo el paso de la sangre hacia una parte del pulmón, lo que puede ser potencialmente mortal, si es que no se hace un tratamiento adecuado, explica el doctor Andrés Kursbaum, cardiocirujano de Clínica Dávila.

Causas y factores de riesgo de una embolía pulmonar

De acuerdo a lo confirmado por el especialista, la formación de estos coágulos se produce por situaciones que producen el estancamiento de la sangre, por ejemplo, ocurre muy frecuentemente en casos de reposo prolongado, postoperatorios, presencia de várices en miembros inferiores, catéteres endovenosos o producto de inmovilizaciones de alguna de las extremidades del paciente por alguna fractura. Asimismo, agrega que existen otros factores de riesgo que pueden aumentar la posibilidad de que se formen coágulos en diferentes partes del cuerpo, con el riesgo de que viajen a las arterias pulmonares entre los cuales se encuentran: alteraciones genéticas, obesidad, uso de anticonceptivos, embarazo y presencia de algunos tipos de cáncer.

Síntomas de la embolía pulmonar

El cardiocirujano de Clínica Dávila asegura que no todos los pacientes tienen síntomas de esta patología, sin embargo, dentro de los más frecuentes se encuentran:
  • Palpitaciones.
  • Desmayos.
  • Falta de aire.
  • Cansancio.
  • Dolor en el pecho.
  • Tos con sangre.
  • Fiebre.

Diagnóstico y tratamiento para la embolía pulmonar

El doctor Kursbaum dice que existe una serie de exámenes que pueden ayudar al diagnóstico de la embolía pulmonar, y que permiten descartar enfermedades que producen los mismos síntomas. Los más básicos son electrocardiograma y radiografía de tórax. Además, es posible que los especialistas soliciten un angiotac de tórax con contraste, estudio que permite identificar cuál es el vaso sanguíneo que está siendo obstruido por el o los coágulos; y un cintigrama ventilación profusión, para ver los sectores del pulmón a los que está llegando aire, pero que no llega la sangre, producto del bloqueo del vaso. Por su parte, el tratamiento que se va a ofrecer a cada paciente, va a variar caso a caso, de acuerdo a su complejidad. El experto asegura que existen diferentes tipos de opciones terapéuticas. En todos los casos se consideran medicamentos que evitan la formación de coágulos, conocidos como anticoagulantes. Por otro lado, en casos más graves, puede ser requerido el uso de otro tipo de medicamentos que son utilizados para destruir los coágulos que se han formado, aunque su uso tiene mayor riesgo de sangrados. Finalmente, podría ser necesario remover de forma mecánica el coágulo de la arteria pulmonar, lo que se puede realizar por vía percutánea a través de catéteres especiales, o mediante cirugía abierta, cuando se trata de pacientes más complejos. Cabe destacar que es sumamente relevante que los pacientes con esta patología se realicen un seguimiento clínico, puesto que, si después de varios meses de haber sufrido una embolía pulmonar siguen los síntomas de cansancio, podría estar enfrentándose a un caso de hipertensión tromboembólica crónica, lo que requiere otro tipo de tratamiento.