Existen diversas formas de prevenir un embarazo no deseado en la adolescencia, mecanismos que van desde un retraso del inicio de la actividad sexual, hasta métodos anticonceptivos. Sin embargo, especialistas de Clínica Dávila coinciden en que la mejor forma de prevenir un embarazo adolescente es a través de la educación sexual.

La doctora Cecilia Goity, Ginecóloga Infantil de Clínica Dávila, declara que es de suma relevancia que se desarrollen programas de educación sexual desde edades tempranas, es decir, desde los siete u ocho años, de tal manera que las niñas sean capaces de entender que la actividad sexual se tiene que desarrollar dentro de un vínculo de afecto, que hay distintas formas de expresar cariño y una de esas es la actividad sexual.

Además, agrega que es necesario que se empoderen y entiendan que tienen que iniciar su vida sexual cuando ellas lo estimen conveniente y no por presiones de ningún tipo. “Está la presión social, está la presión del pololo, está la presión de las amigas, que de repente también hay algunas que inician actividad sexual sólo porque todas las amigas iniciaron, pero a ella en verdad no había nadie que en realidad le gustara mucho, pero era la única que no, entonces se preguntan ¿por qué no?, y todo eso en el fondo hay que trabajarlo con la parte de educación”, expresa la especialista.

Igualmente, relata que es necesario educar en la parte práctica de la actividad sexual, explicando a las niñas que existen diferentes tipos de actividad sexual y que, dentro de ese contexto, si deciden iniciar su actividad sexual se tiene que hacer con responsabilidad, y educarlas en lo que son métodos anticonceptivos y consulta precoz para el inicio de anticoncepción.

Por su parte, Viviana Miranda, psicóloga infanto juvenil de Clínica Dávila, considera que la prevención del embarazo adolescente “comienza desde siempre, se trata de una educación que debe tener como norte, a lo menos dos aspectos generales, uno es que las personas desarrollen lo que se llama autoconocimiento y autocontrol, y el otro es que se entienda la sexualidad como una situación inherente al ser humano, que tiene etapas”.

Entonces, si se ha desarrollado ese autocontrol desde pequeños, es decir, si el adolescente se ha hecho cargo de sus deberes, la cooperación mutua, respetar normas, límites y reglas, se puede hablar libre y abiertamente del embarazo y todo lo que implica. “Antes debemos comprender y aceptar que los jóvenes necesitan desarrollar su sexualidad de la manera más sana posible, es decir, teniendo en cuenta los riesgos a que se exponen, como embarazos no deseados y enfermedades de trasmisión sexual”, confiesa.

Finalmente, explica que el rol de los padres es fundamental para prevenir esta situación y declara que la mejor forma de abordarlos es “no negando las necesidades biológicas de sus adolescentes y llevar a los hijos a un especialista si es que padre o madre no se sienten preparados para hacerse cargo de la educación”.

Complicaciones de un embarazo adolescente

Desde el punto de vista médico, el embarazo adolescente tiene mayor riesgo de generar todas las complicaciones de un embarazo, menos la diabetes gestacional, es decir, hay más riesgo de parto prematuro, restricción del crecimiento intrauterino, rotura prematura de membrana y bebés que tienen más riesgo de morir en el primer año de vida, según explica la doctora Goity.

Sin embargo, un embarazo adolescente no sólo puede traer complicaciones médicas, como las mencionadas anteriormente, sino que también emocionales y sociales. Así lo confirma la psicóloga de Clínica Dávila. “Las complicaciones emocionales de un embarazo adolescente nacen de todo aquello que no se trabajó, que no se resolvió y que no se vivió, pues en la urgencia de ser padre/madre, no se pudo completar el ciclo necesario para hacerse cargo de uno mismo, y menos hacerse cargo de otros. Emocionalmente no hay una resolución de la identidad personal y quedan muchas preguntas sin contestar, etapas sin terminar y experiencias sin vivir”, comenta.

Asimismo, agrega que “desde el punto de vista de las complicaciones sociales, evidentemente dependerá de la familia del adolescente, es decir, si ellos lo apoyan entonces podrá seguir estudiando si es el caso, pero si la familia decide que debe hacerse cargo del hijo por completo, seguramente deberá abandonar estudios y/o proyectos que implican cuidarse a sí mismo y que nadie dependa de ellos”.