Si bien la medicina perioperatoria no tiene una definición exacta, se puede decir que ésta contempla todas aquellas actividades médicas relacionadas con el proceso quirúrgico. Su objetivo principal es conseguir que el paciente esté en las mejores condiciones para que, llegado el momento de la intervención, ésta se realice de la forma más segura y eficaz, y que el procedimiento se desarrolle con las menores complicaciones postoperatorias posibles. Es decir, la medicina perioperatoria, concepto que tiene alrededor de 15 años, se lleva a cabo antes, durante y después de una intervención quirúrgica. Alrededor de 50% de los pacientes de Clínica Dávila tiene un tratamiento perioperatorio.

Entre los factores importantes dentro de la medicina perioperatoria, se encuentra el control del dolor. El dolor, por definición, es una experiencia o vivencia emocional y sensorial, ambas pueden presentarse, y no existe una única escala para medir el dolor. Juan Antonio Merino, médico y anestesiólogo de Clínica Dávila, indica: “el dolor produce una señal de alerta, nos ayuda a saber que hay algo anormal en nuestro cuerpo. Sin embargo, también el dolor puede llegar a producir consecuencias dañinas para el organismo”.

Antiguamente, sin la tecnología ni avances médicos actuales, el dolor era fundamental en el diagnóstico y la evolución de un paciente, un ejemplo de ello son los casos de apendicitis, donde el control del dolor era nulo o muy bajo para no interceder en el diagnóstico de la evolución de la gravedad de la enfermedad.

Hoy en día, los avances tecnológicos y tratamientos medicinales no sólo se enfocan en prevenir, intervenir y curar, sino que también hacer este proceso lo más llevadero posible para los pacientes, quienes tienen, según indica el profesional, el derecho a no sentir dolor. Es una realidad que hoy en día los tratamientos médicos son más humanitarios, las dolencias, más allá del tratamiento tras el diagnóstico, son controladas desde el primer momento con analgésicos, y no es aceptable que un paciente sufra dolor en el preoperatorio.

La medicina perioperatoria, según señala el anestesiólogo de Clínica Dávila, no es sólo la medicación de un paciente, sino que implica una total dedicación. “No consiste en que uno ve el paciente, le pone analgésico y vuelve dos días después. El tratamiento del dolor es un continuo en cuanto a evaluación y tratamiento. Es en ese sentido, una labor muy importante”. Dentro de este proceso, donde los anestesiólogos son quienes mayor expertiz tienen en cuanto a tratamiento de dolor por el manejo de técnicas analgésicas y drogas, el rol que cumplen los enfermeros es fundamental, dado que son ellos quienes mantienen controlado al paciente, e informan al equipo médico cuando éste pasa de un dolor leve o moderado a severo, o bien, si tiene alguna complicación que puede darse como en cualquier otro tratamiento médico.

Tipos de tratamiento para el dolor

El tratamiento del dolor es perioperatorio, es decir, se realiza antes, durante y después de una intervención. En una primera instancia, si un paciente llega a Urgencias, existen protocolos para que los profesionales puedan atender cada caso. Sin embargo, cuando no es posible controlar el dolor, se requiere la asistencia de un anestesiólogo. Según señala el profesional de Clínica Dávila, “los pacientes que ingresan por urgencia son aquellos que por alguna patología intercurrente han agravado su condición, o simplemente por la evolución de la enfermedad el dolor se ha hecho inmanejable en forma ambulatoria”. Por lo general, el tratamiento posterior se basa en fármacos de receta retenida, dado que estos medicamentos tienen un potencial de adicción. La mayoría de estos fármacos actúa sobre el sistema nervioso, dado que es la vía por la que se transmite el dolor.

Si bien es de suma importancia controlar el dolor, también es un objetivo médico que los pacientes sean autovalentes. Por lo tanto, el analgésico es lo primero, ya que alivia el dolor, sin que haya una pérdida de conciencia. Dependiendo de cada caso, los pacientes pueden volver a sus casas y realizar sus actividades con normalidad y con indicaciones de analgésicos de tipo oral y con el dolor controlado. Ningún paciente con un dolor severo debiese ser dado de alta sin antes ser tratado y mejorada su condición a un nivel moderado de dolor.

En el caso del post operatorio, también existe el tratamiento del dolor. Además de fármacos, algunas de las opciones son catéteres perineurales, en el que se van inyectando pequeñas dosis de analgésico local y permite tener analgesia de dos a tres días, hasta que ya el dolor sea moderado y manejable. En este caso, se utiliza una bomba elastomérica, de uso domiciliario, una pequeña botella llena de anestésico local, muy diluido y que anestesia el nervio que tiene que ver con la zona donde está la herida operatoria.

Algunas de las ventajas de los catéteres perineurales, según señala el profesional, están relacionadas con la mejora de la eficiencia del tratamiento, “los pacientes se van precozmente de alta, el dolor es absolutamente controlado, ¿y qué es recurrente también?, que los pacientes se van antes para la casa, duermen mejor, y tenemos que usar menos analgésicos opioides (medicamentos que alivian el dolor) y consiguientemente tenemos menos náuseas, vómitos y sedación”.