El cáncer es una de las principales causas de muerte en el mundo. ¿Sabías que en la actualidad existe un moderno equipo para el diagnóstico del cáncer?

El PET ofrece información que puede ser determinante para cambiar el tratamiento de un paciente y aumentar así su esperanza de vida.

La Tomografía por Emisión de Positrones (PET, por su ordenamiento en inglés) es una herramienta de confirmación y de diagnóstico, pero también se utiliza en la prevención.

El PET es una técnica de diagnóstico no invasiva que permite realizar imágenes que muestran el metabolismo y el funcionamiento de tejidos y órganos, basándose en el consumo de glucosa. Estas pruebas son precisas y ofrecen exploraciones hasta hace poco tiempo prácticamente impensables.

Todos los tejidos consumen glucosa, pero aquellos en los que se está produciendo una proliferación maligna consumen mucho más. Inyectando al paciente una solución de glucosa con un marcador radioactivo (pero inocuo) y pasándolo por el PET, éste recoge la radiación que en ese momento emite.

Esa radiación permite al sistema operativo del PET dibujar un mapa del cuerpo en el que se recogen, si las hubiera, las mayores concentraciones de glucosa, de modo que el médico puede determinar la malignidad de un bulto ya conocido o incluso detectar metástasis en sus grados más incipientes. Por ejemplo si a un paciente se le encuentra un tumor o nódulo en el pulmón luego de una radiografía simple de tórax, estaríamos obligados a realizarle una tomografía, una fibroscopía y probablemente hasta una biopsia, con todos los costos y riesgos que implican estas pruebas, las que se podrían suplir simplemente con un PET SCAN.

Rápidamente se tendría el diagnóstico, determinando si es maligno o benigno, e incluso la gravedad si resultara maligno, esto último tan importante para el tratamiento y pronóstico de los pacientes con cáncer.
El PET se utiliza fundamentalmente para comprobar la malignidad de los tumores. Sucede que las células tumorales, por su metabolismo oxidativo, necesitan más glucosa. Para detectar dónde están o cómo actúan, se introducen radiofármacos como la fluordesoxiglucosa, o f18-fdg, que permite detectar casi todos los tumores y cuya radiación decae en dos horas.

Pero tiene más aplicaciones y cada vez más usos. Por ejemplo, se puede pedir un PET para detectar una vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos), y para el caso de pacientes con fiebres de origen desconocido, la prueba permite localizar la infección que las provoca.

Una de las grandes utilidades del PET es detectar por dónde van las temidas metástasis. Se pide la prueba para el estudio de extensión de un cáncer. Con esa información se diseña la mejor opción terapéutica, si la más oportuna es la quirúrgica, con la resección de la zona tumoral, la quimioterapia, la radioterapia o la combinación de varias. Además, una vez realizados los tratamientos, una prueba de PET permite comprobar si han tenido éxito.

El PET ofrece una información que puede ser determinante para cambiar el tratamiento de un paciente y aumentar así su esperanza de vida. Se estima que el PET tiene una sensibilidad del 95% para distinguir si un tumor de pulmón es maligno, en comparación con el 68% del TAC. Permite detectar cánceres de cerebro, mama, ovario, páncreas, colon, recto, gastroesofágicos, endocrinos, de cabeza y cuello, entre otros.

 

Entre los beneficios de realizarse un estudio de PET podemos señalar:

  • Diagnóstico de diferentes patologías, antes que ocurran los cambios estructurales, ya que los cambios metabólicos anteceden a los cambios anatómicos.
  • Mejora del pronóstico de muchas enfermedades al permitir un diagnóstico precoz.
  • Es posible evaluar precozmente la respuesta a terapia en el paciente a través de los cambios de metabolismo de una lesión.
  • Reduce costos al evitar procedimientos, tratamientos y hospitalizaciones innecesarias.
  • Puede reemplazar a múltiples procedimientos de diagnóstico.
  • Identifica además lesiones de tipo metástasis a distancia lo que cambiará la conducta terapéutica.
  • Define con mayor exactitud qué pacientes se beneficiarán de un procedimiento quirúrgico, optimizando costos.