Una vez diagnosticado un tumor cerebral, el pronóstico va a depender de muchos factores, por lo que es muy importante hacer un estudio para identificar en qué grado se encuentra y qué características posee, lo que van a determinar cuál será el próximo paso a seguir en su tratamiento.

Según explica el doctor Claudio Campos, neurocirujano de Clínica Dávila, hay tumores benignos que solamente se observan y necesitan seguimiento, como los meningiomas.

En contraposición, existen tumores que son más agresivos, como los gliomas o las metástasis cerebrales, que requieren muchas veces de una extirpación quirúrgica.

En otros casos puntuales, estos tumores pueden ser tratados con radiocirugía, que es un procedimiento ambulatorio que no requiere de bisturí. “Es fundamental que el paciente comprenda que frente a estas lesiones no siempre la cirugía será invasiva y los tumores no siempre son malignos. Todo va a depender de la histología (análisis) y de las características del tumor”, asegura el especialista.

Existe también un grupo de tumores denominados gliomas, que son producidos por unas células llamadas gliales, 10 veces más numerosas que las neuronas. Los gliomas poseen distintos grados de malignidad, por lo que uno de bajo grado, que está localizado en un área poco significativa del cerebro, puede presentar las mismas características de un cerebro normal en la cirugía. “Entonces uno utiliza elementos tecnológicos adicionales, como la neuronavegación, para determinar cuáles son los límites que uno enfrenta”, relata el doctor.

Tras una cirugía, si el tumor se encontraba en un área del cerebro que no es significativa o de impacto y se reseca (extrae) en forma completa, el paciente se podrá ir rápidamente a su casa, si no presenta complicaciones.

“Hoy en día el concepto quirúrgico es que el paciente se recupere rápido y en las mejores condiciones y que se vaya de alta lo antes posible. Ese es el óptimo de la tecnología hoy en día”, cuenta el doctor Campos.

El post operatorio y cuidados posteriores van a depender mucho de la ubicación de la lesión y de las características del tumor pero, en general, el paciente deberá someterse a un seguimiento a largo plazo. Asimismo, existen posibilidades de que el tumor vuelva a crecer (recidiva), por lo que muchas de estas lesiones requieren de tratamientos complementarios, como radioterapia, radiocirugía o quimioterapia.

Las causas de la mortalidad por un tumor cerebral dependen de muchas razones, fundamentalmente del grado de diseminación y si se identifica como un tumor maligno.

Especial atención se debe prestar a lesiones como el glioblastoma multiforme, el tumor más maligno que hay en el cerebro, o al tumor secundario o metástasis cerebral, lesión muy agresiva que nace en otro sector del cuerpo y que se propaga al cerebro.