La epilepsia es una condición médica crónica que en la mayoría de los casos puede ser tratada con medicamentos, lo que permite a los pacientes hacer una vida normal, sin crisis. Sin embargo, existe un porcentaje de personas que padecen la denominada epilepsia refractaria, lo que quiere decir que su enfermedad no responde a fármacos.

Una epilepsia refractaria puede llegar a imposibilitar la vida de una persona, ya que la patología no es controlada, lo que genera que el paciente tenga crisis que se repiten varias veces durante el día.

¿Qué puedo hacer si tengo epilepsia refractaria?

A diferencia de lo que se podría pensar, una epilepsia refractaria no es el fin, ya que hoy en día existe una cirugía que puede controlar esta condición.

Sin embargo, no todas las personas con este tipo de epilepsia pueden ser candidatas a cirugía. Según el doctor Andrés Goycoolea, neurocirujano de Clínica Dávila, para definir si un paciente puede ser intervenido, debe realizarse tres exámenes que permitan a los profesionales definir el sector del cerebro que está generando problemas.

El primer lugar, es importante que el paciente se realice una evaluación por un neuropsicólogo (subespecialidad de la psicología) para ver cómo la enfermedad ha producido daños en el funcionamiento de su cerebro.

Después debe efectuarse un monitoreo de electroencefalograma, que es el mismo examen que se realiza a todos quienes padecen esta enfermedad, pero con una cámara de video que da la opción de grabar una crisis, lo que posibilitaría ver desde dónde vienen.

Finalmente, se debe realizar una resonancia de cerebro con protocolo de epilepsia. Si los resultados de estos exámenes son concordantes, el paciente tiene muy buenas posibilidades de operarse.

Tipos de cirugía para la epilepsia

Tal como la epilepsia que no es una sola enfermedad, la cirugía tampoco es una sola, de hecho, el doctor Goycoolea manifiesta que estas técnicas se pueden dividir principalmente en tres: cirugía lesional, cirugía no lesional y cirugía paliativa. 

La cirugía lesional se realiza únicamente cuando se encuentra algo que no es normal en la resonancia y coincide con el resto de los exámenes. En este caso, los cirujanos pueden ir a sacar aquello que encontraron que está produciendo la epilepsia.

Por otro lado, cuando un paciente es epiléptico refractario y al realizar la resonancia se ve que el cerebro no tiene lesiones, pero en los otros exámenes se demuestra desde donde vienen las crisis, se puede realizar una cirugía no lesional, que consiste en remover tejidos aparentemente “normales”, pero que en realidad están generando un problema.

Mientras que los pacientes que no son candidatos a cirugía porque a través de los exámenes no se pudo definir cuál es el sector del cerebro que está gatillando la epilepsia, pueden optar a una cirugía paliativa. Ésta tiene por propósito mejorar la calidad de vida de los pacientes a través de la disminución de la cantidad de crisis, sin embargo, no podrá eliminarlas por completo.

Para realizar esta última, el especialista aclara que existen dos técnicas, la primera es la cirugía desconectiva, que consiste en desconectar un lado del cerebro para hacer que una crisis que parte en uno de los hemisferios, no se generalice, inhibiendo de esta forma, la mayoría de las crisis.

La segunda técnica que se utiliza es la cirugía funcional, para la que se implanta un marcapasos en un nervio del cuello, el que va mandando estímulos eléctricos permanentemente al cerebro. Lo que se logra con esto, es que cuando se gatilla una crisis, se envía este estímulo, generando que ambos choquen y se inhiban las crisis.

Según explica el experto, estas cirugías deben hacerse lo más joven posible, idealmente cuando se es niño, ya que evita muchos años de epilepsia, lo que potencia un mejor desarrollo neurológico del menor.