Dentro de los problemas de salud más preocupantes del mundo moderno está el sobrepeso y la obesidad en niños. La diferencia entre ambas patologías radica en la magnitud del exceso de peso de una persona y es medido usando el índice de masa corporal.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define obesidad como la acumulación de grasa anormal o excesiva que puede deteriorar la salud. El índice de masa corporal (IMC) es un indicador sencillo del peso para la talla que se usa generalmente al clasificar el sobrepeso y la obesidad en las poblaciones adultas e individuos. Se define como el peso en los kilogramos divididos por la altura al cuadrado en metros (kg/M2). En Chile, cifras oficiales señalan que 51% de los niños de primero básico presentan obesidad o sobrepeso.

La doctora María Luisa Aguirre, Pediatra y Magíster en Nutrición Clínica, señala que los llamados “primeros mil días del niño”, que comienzan desde el embarazo y se extienden hasta los dos primeros años de vida, se relacionan en forma directa con lo que será el futuro alimentario de las personas. La leche materna es fundamental para evitar el sobrepeso. “Si la mamá está con sobrepeso y obesidad durante el embarazo o tiene mayor ganancia de la que debiera o desarrolla diabetes gestacional es probable que ese niño tenga un riesgo mayor de tener sobrepeso y obesidad”, dice, mientras que, en los primeros dos años, la alimentación de calidad es fundamental para mantener un peso saludable.

Más verduras y frutas y menos azúcar

Una de las claves para mantener una nutrición sana es el equilibrio en la alimentación, parte de ello, según indica la especialista de Clínica Dávila, es no introducir a temprana edad elementos como el azúcar y la sal en las comidas, incluyendo los aderezos, y recomienda “5 colores al día, un plato de verduras al almuerzo, un plato de verduras en la cena, al menos 2 a 3 frutas en el día”.

Las razones por las que los padres dejan de lado frutas y verduras tienen que ver con la comodidad y el evitar que los pequeños no coman. Sin embargo, la indicación de la pediatra es que resulta preferible tomar un poco más de tiempo en la cocina y no rendirse, indicando que un plato de arroz o fideos debe acompañarse con verduras y frutas para que sean saludables.

Otro factor importante es el tamaño de la porción que los niños están consumiendo, al menos hasta los cuatro años. La cantidad de comida recomendada no debe superar los 200 cc, es decir, una taza pequeña en total de todo el alimento, contando verduras, proteínas y carbohidratos. A medida que los niños crecen, se recomienda subir poco a poco la cantidad sin perder el equilibrio alimenticio.

Comenta María Luisa Aguirre que la mayoría de los padres, al hacer consultas sobre la alimentación saludable de los niños, se dan cuenta de que sus hijos comen mucho más que la porción sugerida. Además, no deben dejar pasar las “señales de saciedad” de los niños, dice, indicando que no es sano que sean obligados a comer toda la comida del plato, especialmente si la porción es superior a la recomendada.

Agua y mucho ejercicio: fundamentales para un peso saludable en niños

Incluso más que la alimentación, la doctora brinda especial importancia al agua y los ejercicios, es importante que los jugos y las bebidas azucaradas no se vuelvan costumbre porque lo mejor para la sed siempre será el agua. “El juguito siempre tiene azúcar o algún agregado, endulzante o colorante. Entonces, eso es un tremendo cambio, el agua para la sed”, dice la doctora. El ejercicio también es fundamental, acciones como ir al parque, caminar o andar en bicicleta en familia contribuyen a que los niños tengan un peso equilibrado.

Se recomienda que, a esta edad, los niños realicen actividades físicas por al menos una hora diaria. Esto también puede servir como incentivo para que los padres hagan un esfuerzo y cambien sus propios hábitos sedentarios, lo que tiene un impacto muy positivo tanto en su propia salud como en la de sus hijos.