El marcapasos es un pequeño dispositivo que se implanta en el pecho de un paciente para ayudar a regular la actividad eléctrica del corazón y estimular el miocardio, músculo responsable de los latidos.

Existen diversos motivos por los cuales una persona puede necesitar un marcapasos. Lo más habitual es su implantación en personas mayores, entre 60 a 65 años, que presenten problemas en la frecuencia cardiaca sin causa externa que la explique o corrija, como bradicardias (descenso de la frecuencia cardiaca), riesgo de muerte súbita arrítmica o insuficiencia cardiaca. Para cada uno de ellos se utilizan distintas versiones de este dispositivo, como el estándar, desfibrilador y resincronizador, respectivamente.

Según explica el doctor Mauricio Cereceda, cardiólogo de Clínica Dávila, su uso ha ido en aumento, en especial desde el momento en que fue incorporado dentro de las garantías explícitas de salud (GES). Se estima que en Chile se implantan anualmente cerca de 6000 dispositivos.

“A eso se suma que ahora muchas patologías se detectan precozmente, pues hay una mayor pesquisa”, aclara el profesional.

Los candidatos a un marcapasos no deben tener una causa corregible de su patología y suelen presentar, además, los siguientes síntomas:

  • Cansancio frente a labores habituales.
  • Mareos frecuentes sin relación a cambio de posición ni situaciones estresantes.
  • Pérdida súbita de conciencia (desmayos).

Para realizar el diagnóstico, el médico indicará la realización de un electrocardiograma (estudio que registra la actividad eléctrica del corazón) y un Holter de arritmia cardiaca (registro continuo de la frecuencia y el ritmo cardiaco por un periodo de 24 o más horas), que son los exámenes básicos. Además, se puede complementar con un ecocardiograma o ecografía cardiaca (ultrasonido).

La cirugía

“Antes de la intervención, se debe confirmar que no existe ninguna condición que contraindique un acto quirúrgico, como una infección activa o un cuadro alérgico”, afirma el doctor Cereceda.

El implante se realiza con anestesia local; si se requiere de anestesia general, se evalúa caso a caso. A continuación, se realiza una pequeña incisión por donde se introduce el dispositivo, generalmente por debajo de la clavícula.

Lo habitual es que el paciente permanezca hospitalizado durante un día para evaluar el funcionamiento del dispositivo.

Posterior a la cirugía, el paciente debería permanecer en reposo en su casa por unos 10 a 15 días, principalmente porque puede experimentarse algo de dolor en la zona intervenida durante algunos días, para contribuir a la cicatrización y para prevenir el desplazamiento de los electrodos del marcapasos.

“Si bien esto se evalúa caso a caso, nuestra recomendación general es la restricción de la actividad física por un mes, no conducir vehículos por tres semanas a un mes y no nadar por dos meses”, indica el doctor Mauricio Cereceda.

Complicaciones y cuidados

Se estima que el 7% de los pacientes que se colocan un marcapasos pueden presentar complicaciones que requieran permanecer hospitalizados por más tiempo después de la cirugía.

Entre esas complicaciones, que son muy infrecuentes, pueden estar la necesidad de reintervención por el desplazamiento de los electrodos del marcapasos, un neumotórax causado por la lesión accidental del pulmón durante la punción de la vena subclavia, la trombosis de la vena subclavia gatillada por la presencia de los electrodos, derrame pericárdico por microperforación del miocardio por los electrodos y la infección del bolsillo donde se ubica el dispositivo.

En general, para las actividades habituales de la vida cotidiana extrahospitalaria, no hay mayores restricciones o interacciones.

“Está estudiado que los ni los detectores magnéticos de los aeropuertos ni los detectores del comercio, por ejemplo, revisten riesgo para el funcionamiento de los marcapasos en condiciones normales”, puntualiza el profesional.

Solo quienes poseen un tipo especial de marcapasos, que son los desfibriladores, deberían evitar el escaneo de los aeropuertos.

En el caso de los teléfonos celulares, si bien el riesgo es anecdótico, la recomendación es no usarlo por el lado en el que está instalado el marcapasos y no llevarlo en el bolsillo de la camisa. También se deben evitar movimientos muy bruscos del brazo.

El marcapasos básico tiene una duración aproximada de entre 8 a 10 años, que depende principalmente del porcentaje de tiempo que el dispositivo estimula, pero hay otras variables que son electrónicas.

En relación a la seguridad del dispositivo y del procedimiento, el doctor Cereceda destaca la excelencia del equipo de Clínica Dávila, con amplia experiencia y donde se encuentran algunos de los profesionales que más marcapasos han instalado en Chile. “Además, en el ámbito tecnológico, contamos con todos los tipos de dispositivos que se implantan”, puntualiza.