Es un tema recurrente, y muy comentado en Chile, el matonaje escolar. Es un comportamiento que ha sido invariable desde que los niños van al colegio. Sin embargo, con la llegada de internet y de las redes sociales el ciberbullying o ciberacoso escolar no sólo se manifiesta en las salas de clase, sino que extiende su alcance hasta las casas de los afectados. Así, el castigo y la humillación hacia el menor agredido se mantienen 24 horas del día y en cualquier lugar del mundo, incluso fines de semana o durante las vacaciones.

La sicóloga de Clínica Dávila Ayleen Gemmel nos ayuda a entender este fenómeno. Por lo general los niños sufren más acoso físico directo que las mujeres. Por otra parte, hacia ellas el acoso es más común a través de las redes sociales, en la forma de acoso cibernético. Por eso, es más fácil y rápido identificar esta conducta en los varones por sus rasgos evidentes. “Es más fácil detectarlo en un niño dada la presencia de moretones. En este tiempo hemos estado hablando de la agresión física propiamente tal, pero a las mujeres lo que sucede no es tanto lo físico. Aquí en las niñitas va mucho el ciberbullying, el aislamiento social. Es más propio de las niñitas y adolescentes”, dice la sicóloga.

Agrega que, mientras los hombres prefieren irse a los golpes, ellas, por el contrario, son más sutiles. “Es muy de niñitas el tema del ciberbullying. El aislamiento social es terrible para las niñitas. Imagínate llegar al comedor y querer sentarte a almorzar con tu bandeja dentro de un grupo y te dicen “no, tú no eres de este grupo, fuera”. Luego va a otro sector y le dicen de nuevo “no, tú no eres de este grupo” porque el o la líder ya movió al curso completo frente a esa niña. En cambio, el niño a lo mejor le botaría la bandeja, le tiraría la manzana. Pero en las niñitas el tema del aislamiento social es muy potente” comenta la sicóloga.

El WhatsApp, la herramienta de acoso

Ayleen Gemmel dice que en las mujeres hay una herramienta favorita para el acoso escolar y que está al alcance de millones de personas en el mundo. Es la popular aplicación de mensajería WhatsApp. “Por ejemplo hacer un grupo de WhatsApp prácticamente con el curso completo y una niña no, marcando aislamiento social dejándola fuera de los grupos de pertenencia. En la enseñanza básica aún es algo prematuro, pero en octavo y primero medio es muy fuerte todo lo que tiene que ver con las redes sociales y esta aplicación”.

Se ha detectado también casos en que los compañeros de curso inventan páginas y crean perfiles como si fuera buscada por la PDI: generan identificaciones falsas, donde ponen fotos de las niñitas acosadas como que estuviesen haciendo cosas malas que jamás han hecho. Eso, muchas veces creado por el o la líder negativo de este grupo para que todos lo comenten. Se da muchísimo, octavo y primero medio es fatal.

Añade la psicóloga: “Eso nos lleva a otro tema que sería bueno tratar. Por ejemplo, hoy las policías intervienen en todo lo que tiene que ver con el ciberbullying y ahí entramos en otro tema que tiene que ver con el uso de celulares a tan corta edad, o si es bueno que los niños participen sin supervisión de sus padres en las redes sociales como Instagram, Facebook o Snapchat”.

¿Qué hay detrás del acosador escolar?

Una pregunta común es tratar de entender qué motiva a algunas personas a realizar ciberbullying en contra de otros. La especialista en salud mental infantil de Clínica Dávila comenta que “hay muchas investigaciones que corroboran que efectivamente se trata de, por ejemplo, familias disfuncionales. Una familia disfuncional de alguna manera puede ser monoparental (sólo el padre o la madre) o papás que tengan severos conflictos entre ellos. Por ende, los niños reciben menos afectividad, menos cariño. Es una familia que no funciona como debiese”.

“También ocurre, por ejemplo, que en la entrevista que uno hace con los papás no hay normas y límites bien puestos. A nuestros niños tenemos que enseñarles desde muy chiquititos que un acto va a tener una consecuencia, y ciertas conductas pueden tener una sanción. Estas conductas agresivas a veces se copian, porque en la casa también puede haber una manera muy agresiva en que sancionen ciertas cosas, y también tiene que ver mucho con cómo sancionas, cómo educas”, dice la especialista.

La primera respuesta de los padres: golpear al agresor

La sicóloga dice que nada peor que responder con violencia ante casos de bullying. “Hoy día también la primera respuesta de los padres es “pégale un combo” en vez de pedir ayuda a un adulto. Por lo menos debe haber 60% o más de padres, que le dicen a su hijo que pegue de vuelta. Eso no conduce a nada. Lo más probable es que un agresor se transforme en otro tipo de agresor más adelante. Si vas viendo casos a lo largo del tiempo es posible que después se conviertan también en adultos maltratadores”.

Primer síntoma del bullying

La sicóloga dice que hay que estar atentos a cualquier conducta que esté fuera de la norma de acción de un niño o niña. Algo que señale que tiene rabia o rechazo ante tal o cual actividad. “Ahí también tiene que ver con el nivel de comunicación, la afectividad que tengan con los padres, respecto a contarles o no contarles. Hay un alto porcentaje de niños que no dice nada, pero ¿cómo nos damos cuenta como papás? Rechazo escolar, eso es lo clásico. Un “no quiero ir al colegio” puede ser una gran señal de que algo no anda bien” dice la sicóloga.