Las caídas suelen ser más frecuentes con el aumento de la edad y en las personas mayores pueden tener graves consecuencias  para su salud y calidad de vida.

Sin embargo, los expertos destacan que el 90% de estos accidentes son prevenibles, se asocian a factores ambientales y de su entorno, y a enfermedades y medicamentos que no están en estricto control y seguimiento. Además, el 80% de las caídas se producen en el hogar y el 20% restante fuera del él; la gran mayoría de ellas no son reportadas.

“Las causas de una caída pueden ir desde un simple traspié por estar desconcentrado hasta algunas enfermedades graves”, indica la doctora María Soledad Cáceres, geriatra de Clínica Dávila.

Por esa razón, es muy importante identificar los factores de riesgo que puedan existir en cada caso, en particular, entre los que se encuentran los siguientes:

Edad: Constituye el principal factor de riesgo, ya que el proceso de envejecimiento se asocia con varios cambios que predisponen a estos eventos. Entre estas alteraciones destacan:

  • La reducción del control muscular, disminución de reflejos y aparición de rigidez.
  • El aumento de inestabilidad y balanceo al andar (trastorno de la marcha y equilibrio).
  • Alteraciones sensoriales, como los problemas visuales o disminución de la audición.
  • Deterioro cognitivo, mental o intelectual, ya sea de atención, concentración, memoria, alucinaciones o estados de confusión.

Enfermedades crónicas: Cuando están mal controladas o descompensadas, algunas enfermedades también pueden constituir riesgo, como hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o asma. “Se estima que el adulto mayor que presenta caídas tiene en promedio 3 a 4 enfermedades crónicas simultáneas”, plantea la doctora Cáceres.

Enfermedades agudas: Son las que aparecen de pronto y tienen síntomas severos, como el síndrome coronario, los accidentes cerebro vasculares, afecciones respiratorias como neumonía o infecciones urinarias.

Medicamentos: También se recomienda controlar la cantidad y dosis de los medicamentos, consultando siempre a su médico de cabecera, en especial para pesquisar dosis incorrectas, automedicación y cuidar el uso de sedantes.

Estado mental y cognitivo: Entre las condiciones que pueden afectar a la persona se cuentan problemas de memoria, de atención, alucinaciones, concentración y confusión, entre otros.

Mala red de apoyo social: Es vital contar con redes de familiares, amigos y/o cuidadores que realicen apoyo y contención emocional, y puedan estar atentos a cualquier cambio o nuevos factores de riesgo.

Recomendaciones para evitar caídas

  1. Evitar suelos irregulares, resbaladizos, con desniveles o escalones muy altos.
  2. Quitar las alfombras móviles o usar antideslizantes.
  3. Reubicar muebles y objetos que puedan obstaculizar el desplazamiento seguro, incluyendo los cables eléctricos sueltos.
  4. Evaluar el uso de pasamanos en las escaleras y barras de sujeción en pasillos y baños (ducha y wc).
  5. Evitar camas altas.
  6. Procurar que existan buenas condiciones visuales, asegurar que se cuente con luz adecuada (ni muy sombrío ni mucha luz que encandile) y tratar las enfermedades oftalmológicas que pueda presentar.
  7. Usar las técnicas de apoyo indicadas, tales como bastones, andadores o lentes y audífonos.
  8. Usar ropa holgada y cómoda que facilite la movilidad y calzado adecuado, con suela antideslizante. Evitar el uso de pantuflas.