Las caídas son eventos prevenibles y altamente frecuentes en adultos. De hecho, un quinto de los adultos entre 65 a 69 años y hasta dos quintos de los mayores de 80, relatan al menos un accidente de este tipo en el último año.

Según un informe del Ministerio de Salud, en Chile, los accidentes y traumatismos ocupan el sexto lugar como causa de muerte en el adulto mayor. Se estima que aproximadamente el 10% de las caídas conducen a fracturas, siendo las más frecuentes las de antebrazo, cadera y húmero (hueso largo que va de hombro a codo). Asimismo, está comprobado que la persona mayor que se cae una vez, tiene mayor riesgo de volver a caer en los próximos meses.

La doctora María Soledad Cáceres, geriatra de Clínica Dávila, comenta que “una caída es cualquier evento que provoca la llegada inadvertida al suelo o a un nivel inferior del individuo”, y acota que “es de cuidado, independiente de la intensidad, el lugar y las consecuencias del impacto”.

El elemento de mayor impacto es la prevención de caídas, ya que los casos más graves pueden llevar a consecuencias clínicas de corto, mediano y largo plazo, hospitalización, e incluso ser fatales.

“Se puede generar pérdida de funcionalidad y de independencia, lo que afecta la calidad de vida y la capacidad de desenvolverse en las actividades cotidianas”, explica la profesional.

¿Qué hacer cuando una persona mayor cae?

Tras sufrir uno de estos accidentes, se debe consultar a la brevedad a un profesional competente (como, por ejemplo, el médico de cabecera), en compañía de un miembro de la red de apoyo social, como un cuidador o familiar cercano. El especialista realizará una completa evaluación del estado del paciente, lo que incluye un catastro de las enfermedades previas y los medicamentos que se están utilizando, incluso los automedicados y los fármacos de uso oftálmico (problemas de visión).

Además, se recogerá la descripción lo más detallada posible del incidente, si hubo o no pérdida de conciencia, junto con observaciones de familiares, tanto del estado previo como de cambios recientes, así como de los factores ambientales que pudiesen influir.

Tratamiento y prevención después de una caída

Una de las primeras tareas a realizar después de que una persona mayor cae, es identificar los factores que puedan predisponer a otro evento de ese tipo. “Se debe actuar tanto sobre la enfermedad como sobre el medio en el que se desenvuelve. Además, se debe entrenar al paciente y considerar la posibilidad de utilizar aparatos auxiliares, si existe trastorno en la marcha. El apoyo del kinesiólogo también ayudará a reducir los temores a volver a caer”, cuenta la doctora Cáceres.

“El pronóstico depende de las consecuencias, de la incapacidad previa y si se produce en personas aisladas o con pocas redes de apoyo”, puntualiza la especialista.