Ser padres no es fácil, especialmente en la actualidad, donde están más sobreexigidos que antes desde el punto de vista social. Sin embargo, lo que los padres buscan, en su mayoría, es hacer las cosas bien, lo que en términos de salud implica que la educación esté orientada en criar jóvenes autónomos, responsables y solidarios, según explica la doctora Claudia Sagredo, pediatra especialista en adolescencia de Clínica Dávila.

En este sentido, es muy probable que cuando los hijos entren en la etapa de la adolescencia, comiencen a transformarse en seres cada vez más independientes, lo que puede convertirse en un conflicto en la medida que esto choque con los límites que ponen sus padres.

La especialista aclara que los límites no son algo estándar, sino que los pone cada padre de acuerdo a su cultura local, es decir, van a variar según la identidad de cada familia, y a los contextos en que se mueven.

Así, se han desarrollado tres tipos de paternalidades, denominadas estilos parentales.

El estilo autoritario, es aquel en que el padre y la madre deciden sin considerar la opinión de su hijo. No hay derecho a conversar, ni transar, por lo que el joven no podrá practicar sus habilidades de autonomía. Esto implica un mayor riesgo para él, porque cuando tenga que tomar sus propias decisiones a futuro tendrá inseguridad y/o posibilidades de equivocarse con dificultades en su resolución, o simplemente se va a apegar a la decisión de otros.

En el otro extremo se encuentra el estilo negligente, el que implica que los padres no guían bajo sus valores, ni se entrometen en las decisiones de su hijo, lo dejan hacer lo que él quiera. Esto impide al joven tener una estructura para reconocer lo que está bien o está mal en el ámbito familiar y social.

Por último, está el estilo autoritativo, que es el más recomendable, ya que los padres conversan las situaciones de decisión importantes con su hijo, y de esta manera pueden llegar a acuerdos en aquellas cosas que están en diferencia, pero siempre considerando los elementos de riesgo y los factores de protección.

¿Cuándo estar alerta?

La doctora Sagredo explica que el desarrollo de la autonomía es esencial para el crecimiento de los jóvenes, pero siempre debe estar moldeada en base al marco de la cultura de riesgos y protección.

De acuerdo a esto, se habla de tres espacios de autonomía. En primer lugar, de aquellos en los que no hay mayor trascendencia, ni amenaza para el menor, por lo que se puede dar la oportunidad para que tome sus propias decisiones. En segundo lugar, se encuentra la autonomía en la que hay que llegar a acuerdos con el joven, entre lo que los padres quieren, mostrando preocupación ante cualquier peligro que se pudiera presentar y los ideales del hijo. Finalmente, está el espacio en el que los padres no pueden transar bajo ninguna circunstancia: el espacio de los riesgos, los que pueden estar relacionados con sexualidad, violencia, alimentación, adicciones o escolaridad.

Entonces, es de suma relevancia que los padres estén atentos ante cualquier conflicto que se desarrolle bajo el espacio del riesgo, o que eventualmente pueda afectar el crecimiento de su hijo o su autonomía a largo plazo, en otras palabras, deben estar atentos a cualquier conflicto que pueda afectar su toma de decisiones a futuro y/o se pueda convertir en un problema de salud, como las adicciones o dependencias. Así mismo, deben fortalecer los factores protectores y decisiones positivas, en forma explícita, para que desarrollen una identidad positiva.

Cómo solucionar los conflictos con los hijos

Estar presentes, mantener conversaciones activas con los hijos, definir claramente los límites y ceder ante situaciones que no signifiquen un riesgo, es lo más efectivo para solucionar los conflictos. Además, la experta dice que es de suma relevancia llegar a acuerdos con los hijos para así poder trabajar en su autonomía. De esta forma, ellos van a poder tomar mejores decisiones a futuro.

Sin embargo, cuando estos pasan a ser un problema de salud, es necesario que además de estar presentes, los padres busquen apoyo profesional.