La artritis reumatoidea es una de las más importantes y frecuentes de las enfermedades reumatológicas.

Es muy frecuente, ya que afecta aproximadamente al 1% de la población general y hasta un 5% de las mujeres mayores de 60 años. Ocurre casi 3 veces más en mujeres que en hombres.

Es importante por varias razones, entre ellas, por ser una enfermedad que puede producir gran discapacidad, dolor y deterioro de la calidad de vida de quien la padece. Puede llevar a deformidad, destrucción y pérdida de las articulaciones de todo el cuerpo. No solo eso, sino que además produce un aumento del riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares como infarto al corazón e infecciones.

Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica, su causa es desconocida y se presenta como una respuesta exagerada del sistema inmune que ataca al propio organismo.

Se han propuesto varias teorías de su origen, que incluyen aspectos genéticos, hormonales, infecciones virales y microbianas, y el tabaco, ente otros.

Al inicio, los principales síntomas son dolor, inflamación, rigidez y aumento de volumen de las articulaciones de la muñeca, nudillos y dedos de las manos. Puede afectar también otras articulaciones como hombros, codos, rodillas, tobillos y dedos de los pies. Se acompaña frecuentemente de dificultad para empuñar las manos especialmente en las mañanas y que se puede prolongar por horas.

Otros síntomas son cansancio, fatiga extrema, decaimiento, sequedad de los ojos y de la boca, anemia.

La enfermedad puede atacar también otros órganos como el pulmón, el corazón, los ojos, los nervios de las piernas, que son manifestaciones más graves. En los huesos puede producir una osteoporosis que lleva a la fragilidad y a la aparición de fracturas espontáneas o con un traumatismo mínimo.

En casos avanzados puede afectar la columna cervical, a tal grado que puede comprometer la médula espinal alta, con riesgo de parálisis y requerir de una operación de neurocirugía.

Sin embargo, con un tratamiento adecuado y ojalá lo más precoz posible, esta enfermedad se puede controlar y evitar sus consecuencias. Hoy día contamos con excelentes medicamentos que alivian los síntomas y evitan la progresión de la enfermedad. El tratamiento debe ser permanente y controlado periódicamente por un especialista reumatólogo.

La artritis reumatoidea es importante también porque es una de las enfermedades que cuentan con garantías explícitas de salud o plan AUGE del Estado de Chile y que incluye los medicamentos necesarios.

Hay un 20% aproximadamente de los pacientes que no tienen buena respuesta a los medicamentos y que se pueden beneficiar de agregar lo que llamamos terapia biológica y que son medicamentos inyectables. Estos medicamentos son de alto costo y algunos de ellos están disponibles a través de la Ley Ricarte Soto.

Con un tratamiento adecuado y precoz, los pacientes pueden disminuir sus síntomas, evitar complicaciones, mejorar notablemente su calidad de vida y tener la misma esperanza de años de vida que la población general.