Las alergias alimentarias en niños y lactantes son una reacción adversa frente a la exposición de un alimento que causa síntomas, como por ejemplo: llanto, erupción cutánea, diarrea, cólicos, sibilancias (personas que pueden presentar problemas respiratorios), vómitos o sueño inquieto. Dichas manifestaciones son, sin duda, motivo de preocupación de los padres.

La nutricionista de Clínica Dávila, Elizabeth Sagaceta, explica que, en el caso de los niños, las alergias alimentarias son desencadenadas a causa de proteínas contenidas en alimentos como leche de vaca, trigo, soya, huevo y  frutos secos.

Asimismo, asegura que “a pesar de que se ha visto un incremento de las alergias alimentarias en los primeros meses de vida, en la mayoría de los casos, esta situación se logra revertir a medida que el intestino del niño va madurando”.

Los lactantes

En el caso de los lactantes, la alergia es producida por la proteína de la leche de vaca, que es traspasada por la madre a través de la lactancia, por lo tanto, el tratamiento consiste en la eliminación de la leche de vaca de la dieta de la madre y sustituirla por otros alimentos ricos en calcio como frijoles, tofu, leche de soya o frutos secos en general, para que el bebé pueda amamantarse normalmente.

En  la mayoría de los lactantes, la reacción alérgica es tardía y muchas veces se manifiesta luego de  3 o 5 días después de haber consumido el alimento alérgeno. Es por ello que son difíciles de advertir y su diagnóstico es complejo.

En la actualidad, algunos estudios demuestran que, si un menor tiene un padre alérgico, tiene 30% de posibilidades de serlo y, en el caso que ambos padres sean alérgicos, esta cifra aumenta a un 60%.

Para la nutricionista, la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses juega un rol importante en la prevención y en la detección de alergias alimentarias a temprana edad, por su gran aporte en la  incorporación de anticuerpos beneficiosos para el bebé.