Muchas son las dudas que puede tener una madre con respecto a la alimentación adecuada para sus hijo recién nacido: si están amamantándolo bien, si su guagua está cumpliendo con los parámetros de peso adecuado o si están pasando todos los nutrientes necesarios para que su hijo se desarrolle fuerte y sano. Otra gran interrogante, además de la leche materna, ¿deben utilizar relleno? A continuación, explicaremos cuándo optar por una u otra alternativa.

Lactancia

Está comprobado que, además del sustento nutricional que aporta la leche materna, el niño también recibe una gran cantidad de anticuerpos que lo protegerán de enfermedades futuras. “A través de la lactancia, la madre envía una memoria de información a su hijo de patologías que ella ya tuvo o a las que estuvo expuesta. En términos simples, sirve como una autovacuna que lo protegerá de diversas patologías, ayudando a que su sistema inmunológico sea más firme”, explica el doctor Miguel Gallardo, neonatólogo de Clínica Dávila.

Por este motivo, la mayoría de los médicos siempre recomendarán la lactancia, inclusive si se presentan ciertas dificultades en el proceso. “Antes de pasar a la fórmula directamente, intento agotar otras alternativas con la madre, como ofrecer recomendaciones al lactar o, en casos más complejos, recetar algún remedio que permita que produzca más leche”.

Ahora, bien, ¿qué sucede cuando estas opciones no funcionan?

Fórmula o relleno

El doctor Gallardo explica que se recomienda el uso de fórmula o de relleno, en primera instancia, cuando la madre padece de alguna patología que obligue a no amamantar al niño, como: VIH, alguna enfermedad infecciosa o que esté tomando algún fármaco que sea contraindicado para la lactancia. Asimismo aclara, que son muy pocos estos casos.

El segundo motivo para sugerir el uso de este sustituto es cuando el recién nacido no ha logrado recuperar su peso dentro del tiempo establecido a pesar de haber implementado otras alternativas.

La definición de qué tipo de fórmula utilizar depende del criterio de cada médico. En este caso, lo que se pretende solucionar es el tema del peso. “El relleno contribuirá a la alimentación y sensación de satisfacción en el niño. Además, es una opción accesible, de preparación sencilla y de entrega fácil para el recién nacido. Lamentablemente, no brindará el refuerzo inmunológico que provee la leche materna”, comenta el doctor.

Derribando mitos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que la lactancia materna sea hasta los dos años – siempre que no se comprometa el peso del niño. Este organismo ha establecido que lactar hasta los seis meses es muy bueno, pero si se logra amamantar hasta los dos años, sus efectos son excelentes. “Gracias a la extensión del post natal, la lactancia materna ha mejorado mucho en Chile. Hemos podido notar que su suspensión se debe, principalmente, a la reinserción laboral de la mujer y no a una falta de voluntad de su parte”.

También se ha podido observar – aunque no explicar – que un niño alimentado exclusivamente a través de la leche materna (en comparación con uno que utilizó fórmula) tiene: menos predisposición a ser obeso; y de padecer de ciertas patologías en la adultez, como síndrome metabólico y presión arterial, entre otros.