La Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna como fuente de nutrición exclusiva hasta los seis meses de vida, por constituir una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños. Una vez cumplidos los seis meses, la lactancia debe continuarse junto a la introducción progresiva de alimentos sólidos.

Según explica la doctora Mariana Hevia, pediatra y nutrióloga pediátrica de Clínica Dávila, la lactancia materna se acompaña de múltiples beneficios directos y a largo plazo, tanto para el lactante como para la madre.

Entre los principales beneficios, tanto físicos como psicológicos, se encuentran los siguientes:

Beneficios para el lactante:

Beneficios directos:

  • Optimiza la función gastrointestinal:
  • Estimula el crecimiento gastrointestinal y su motilidad (tránsito intestinal), impulsando la maduración del tubo digestivo.
  • El tubo digestivo se coloniza por flora intestinal favorable y no de bacterias patógenas, lo que disminuye el riesgo de infecciones como gastroenteritis y hospitalizaciones por diarrea.
  • Aumenta el vaciamiento gástrico.
  • En niños prematuros, estimula la actividad de lactasa intestinal, cuya deficiencia influye en la intolerancia a la lactosa, y disminuye la presencia de patologías como enterocolitis necrotizante, una inflamación intestinal grave que afecta el colon.
  • Optimiza la inmunidad del lactante y ayuda en la prevención de enfermedades.
  • Disminuye la presencia de enfermedades respiratorias, de otitis media, infecciones urinarias y sepsis (complicación potencialmente grave de una infección).

Beneficios a largo plazo:

  • Disminuye la aparición de enfermedades agudas, crónicas y hospitalizaciones, al reducir el riesgo de contraer enfermedades como diarreas, infecciones respiratorias, otitis, alergias, sobrepeso, obesidad, leucemia y enfermedad celiaca, entre otras.
  • Ayuda al desarrollo neurológico.
  • Mejora el vínculo entre madre e hijo.

Beneficios para la madre:

  • Disminuye el riesgo de sufrir osteoporosis y cáncer de mama, cérvix y ovario.
  • Disminuye el tiempo de sangrado postparto.
  • Aumenta el espaciamiento entre los embarazos, debido a la amenorrea de lactancia o ausencia de menstruación durante el amamantamiento, que puede ser utilizada como método anticonceptivo natural, aunque no es totalmente efectivo.
  • Disminuye los riesgos de depresión postparto.
  • Ayuda a recuperar el peso previo al embarazo.
  • Mejora el apego y previene el maltrato.