Se estima que siete de cada diez chilenos convive con la bacteria Helicobacter pylori en su estómago. Según explica el doctor Armando Godoy, gastroenterólogo de Clínica Dávila, “al año de vida cuando los niños ya inician el periodo de destete, se pierde la inmunidad que brindan las madres y muchas bacterias los invaden, entre ellas, Helicobacter pylori”.

La bacteria está relacionada con el cáncer gástrico, pero eso no significa que todas las personas que tienen la bacteria tendrán esta enfermedad.

“La Helicobacter pylori junto con el consumo excesivo de sal, la exposición a ciertos minerales propios del ambiente es la explicación de por qué en países como Chile, Costa Rica, los ex países de la Unión Soviética, Japón, y Corea que son países que tienen montañas muy cerca del mar tendrían más cáncer gástrico que el resto de las poblaciones”, indica el doctor Godoy.

“La exposición a este tipo de causas ambientales determina una inflamación superficial de la mucosa del estómago. Esa inflamación se vuelve cada vez más profunda y con el tiempo aparecen cambios regenerativos-reparativos. Luego se genera una atrofia, también llamada metaplasia intestinal que son intentos equivocados del cuerpo por reestablecer la mucosa del estómago pero en lugar de regenerar mucosa de estómago, regenera con mucosa de intestino sobre el estómago y esto lleva a cáncer gástrico”, señala el gastroenterólogo de Clínica Dávila.

Otros factores que suma a los anteriores son el alto consumo de frituras, alimentos ahumados y escabechados que con el tiempo van dañando la mucosa del estómago.

La presencia de la bacteria en el estómago está también relacionada con gastritis y úlceras.

“Entre que se  inicia el daño en la mucosa del estómago con una gastritis leve y aparece un cáncer,  han pasado muchos años. En todo ese proceso, la Helicobacter pylori es uno de los factores que puede conducir al cáncer gástrico”, explica el especialista.

¿Cuándo se trata la infección?

No todas las personas que están infectadas con la bacteria deben ser tratadas. El doctor Godoy señala que la erradicación de debe realizarse cuando se cumplen ciertas indicaciones, criterios que son consensuados por los médicos especialistas a nivel internacional.

  • Se debe tratar cuando la persona infectada es hija o hijo de un paciente con cáncer gástrico.
  • Cuándo hay una úlcera gástrica o duodenal activa.
  • Cuando hay un tipo específico de gastritis hiperplasia intranodular linfoide.
  • Cuando las personas tienen un síntoma que se llama dispepsia (náuseas, pesadez y dolor de estómago, ardor y flatulencia después de comer).
  • Cuando la persona se someterá a una cirugía bariátrica (porque la anatomía del estómago se va a alterar permanentemente).

“Algunas escuelas piensan que se debería tratar con antibióticos a todas las personas que tengan la bacteria debido al potencial oncogénico que tiene, pero son tantas las causas de cáncer gástrico y la bacteria es una más de todas ellas”, explica el doctor Godoy.

Sin embargo, el consenso mundial señala que se debe eliminar la bacteria pero no necesariamente en todas las personas sino atendiendo a los criterios antes mencionados.  “Indicar antibiótico al 75% de la población adulta es una catástrofe ecológica”, indica el especialista.

Prevención

El doctor Godoy señala que es fundamental hacer prevención de esta enfermedad. Por lo mismo, lo ideal es que las personas en algún momento las personas se sometan a un procedimiento bioquímico o endoscópico que permita estudiar cuál es el estado de salud que tiene.

Si el examen resulta positivo, ese paciente se debe someter a un programa de seguimiento de la salud de su estómago con o sin biopsia para evaluar las lesiones que pudieran aparecer de manera precoz. “Si estas lesiones se pesquisan a tiempo, es posible retirarlas con técnicas básicas no con cirugía ablativa del estómago”, dice el gastroenterólogo.

Cuando la bacteria se trata con antibióticos desaparece del estómago, pero ese individuo tiene posibilidades de re-infectarse. “La posibilidad de volver a contagiarse es entre un 5 y un 30% por año de considerando que tiene muchísimas vías de transmisión, entre ellos el alimento y la saliva”, señala.

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