La diabetes se presenta en niños, jóvenes y adultos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 350 millones de personas en todo el mundo tienen esta enfermedad, que está directamente relacionada con el sobrepeso y el sedentarismo.

Se trata de una enfermedad crónica, en la que el páncreas deja de producir insulina -hormona encargada de regular el azúcar en la sangre- o el organismo ya no es capaz de utilizarla de manera adecuada. Factores genéticos, sedentarismo, mala alimentación y tabaquismo son las causas más comunes de esta patología. 

Existen tres tipos de diabetes:

Diabetes Mellitus tipo 1: Corresponde al caso de personas a quienes se les detectó esta enfermedad tempranamente, entre la infancia y la adolescencia. Son pacientes insulinodependientes, ya que necesitan de inyecciones de insulina. Se utilizan dos tipos, una basal y una prolongada, según el tratamiento indicado por un especialista. 

Diabetes juvenil o tipo 2: Los pacientes son diagnosticados cuando la enfermedad ya está más avanzada. El tratamiento es oral, combinado con una buena alimentación y ejercicio. Este tipo de diabetes representa el 90% de los casos a nivel mundial.

Diabetes gestacional: Se desarrolla durante el embarazo, generalmente cuando la madre tiene sobrepeso u obesidad al momento de la gestación. En estos casos, las mujeres presentan un elevado nivel de hiperglucemia, pero no se considera diabetes tipo 2. 

Los principales síntomas de la diabetes son: sed excesiva, necesidad de orinar con frecuencia y boca seca, cansancio, visión borrosa, apetito constante, pérdida de peso repentina, lenta cicatrización y hormigueos o entumecimiento de manos y pies. A largo plazo, si no se trata correctamente, esta enfermedad puede generar una cetoacidosis en el paciente, es decir, su descompensación, entre otras complicaciones.

Fecha de publicación: 17/11/2020.