El VPH o Virus del Papiloma Humano produce lesiones benignas como las verrugas en la piel o en las membranas de las mucosas y otras malignas como el cáncer cervicouterino.

Es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes en Chile y en el mundo.

La mayoría de las veces no produce síntomas y al paso de dos o tres años desaparece sin requerir tratamiento.

Sin embargo, en algunos casos, dependiendo del genotipo del virus, se requiere de algún tipo de seguimiento para el VPH. De esta forma, se puede prevenir el cáncer cervicouterino.

El ginecólogo de Clínica Dávila, el doctor Roberto Altamirano explica que “existen cerca de 100 genotipos diferentes del Virus del Papiloma Humano y que, de estos, 30 son considerados de alto riesgo por estar asociados al cáncer de cuello cervicouterino”.

En Chile el cáncer de cuello uterino es el segundo cáncer ginecológico más frecuente en las mujeres entre 15 y 44 años.

El 2018 se diagnosticaron 1.540 nuevos casos y 725 mujeres murieron por esta causa en el país, según un informe de la Organización Mundial de la Salud.

Diagnóstico del Virus del Papiloma Humano

En primer lugar, antes de indicar un tratamiento, los especialistas deben realizar exámenes para diagnosticar la presencia de Virus del Papiloma Humano.

Se recomienda que en el control con el ginecólogo a partir de los 25 años se inicie el Papanicolau y se repita cada 3 años.

Luego, a los 30 años se indica realizar el estudio de PCR para VPH (genotipificación).

El Papanicolau o PAP consiste en remover algunas células del cuello del útero, las que son analizadas en el laboratorio para detectar el cáncer de cuello cervicouterino.

Mientras que, el estudio de genotipificación permite identificar si es que una mujer es portadora de algún tipo de VPH de Alto Riesgo. Este examen se toma de manera similar al PAP.

“Es de suma importancia realizar el tamizaje a tiempo y no temer a tener esta infección, ya que su diagnóstico precoz permite un tratamiento oportuno. La etapa precancerosa es la mejor oportunidad para pesquisar las lesiones y poder tratarlas sin afectar la calidad de vida de las pacientes”, señala el doctor Altamirano.

Si es que es positivo el examen de diagnosticado de VPH el ginecólogo derivará a la paciente a un ginecólogo oncólogo.

Tratamientos para el VPH

En caso de que el VPH no desaparezca dentro de los dos primeros años, se pueden indicar diferentes tipos de seguimiento o tratamientos.

Colposcopía

De resultar positivo el PAP o el PCR para VPH, la paciente debe ser referida a una colposcopía. Consiste en visualizar el cuello del útero con un lente de aumento para una mejor evaluación y tomar una biopsia en caso de ser necesario.

Conización

En caso de confirmar la presencia de una lesión precancerosa sería necesario otro procedimiento denominado conización (o cono) con un fin diagnóstico y eventualmente terapéutico.

Cáncer de cuello uterino

Para prevenir el cáncer cervicouterino es fundamental la pesquisa en etapas temprana, porque de esta manera se puede realizar el tratamiento adecuado.

El doctor Altamirano refiere que es importante destacar que, de las pacientes que presentan un cáncer cervicouterino el 50% no se había realizado nunca un examen de pesquisa. Y entre un 10% a 15% no se habían realizado el examen en los últimos 5 años.

En el caso de que no se haya pesquisado a tiempo la infección de VPH, el virus puede persistir hasta convertir en un cáncer de cuello cervicouterino.

Una vez diagnosticado el cáncer de cuello uterino, se pueden realizar diferentes tratamientos, que van desde la cirugía hasta la radioterapia y quimioterapia, dependiendo de la etapa en la que se diagnostique el cáncer.

En el comité oncológico se indicará el mejor tratamiento teniendo en cuenta los resultados y la disminución de los efectos secundarios.

“Es importante destacar, que lo fundamental es asistir al control ginecológico de manera anual, para así prevenir las diferentes patologías, en especial el cáncer cervicouterino”, indica el especialista.