Existen dos tipos de quistes en niños que son los más frecuentes, el quiste dermoide y el pilomatrixoma.

“La aparición de uno o del otro no tiene causa aparente y se puede presentar en cualquier niño, a cualquier edad”, explica la doctora Carolina Correa, jefa de cirugía infantil, plástica y quemados de Clínica Dávila.

Quiste dermoide y quiste pilomatrixona

Por lo general, se presentan antes del año y las zonas habituales donde aparecen son en la cara, en la cola de la ceja o en el cráneo. Es un quiste que es congénito y es bastante redondeado, profundo, pero que cuando empieza a crecer produce una alteración en el relieve,  ahí es cuando los padres se dan cuenta y consultan.

“Este quiste es benigno, pero el problema es que va creciendo. Entonces, cuando uno hace una incisión de un quiste de medio centímetro la cicatriz posterior es pequeña, sin embargo, si se deja crecer el quiste sin consultar, entonces la cirugía requiere una incisión más grande, por consiguiente, va a quedar una cicatriz más grande”, señala la experta.

Por otro lado, el quiste pilomatrixona surge a partir de un folículo piloso y que, generalmente, lo padecen niños mayores de 2 años. La especialista explica que es más superficial, que aparece como si fuese una espinilla que se va formando, endureciendo y que a veces se trasluce, es un poco oscuro. Los lugares más comunes donde se forman son desde la cintura hacia arriba, habitualmente en la cara, en los brazos y tronco.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de estos quistes en niños es clínico, es decir, un cirujano infantil realiza el chequeo y observa las características de la zona afectada. “Estos dos quistes no se ven iguales. Habitualmente cuando es más profundo y no es móvil se sospecha quiste dermoide y cuando es móvil y más superficial probablemente sea un pilomatrixoma”, sostiene la doctora Correa y agrega que para complementar el estudio clínico se puede realizar una ecotomografía. El diagnóstico de certeza se hará después de la cirugía ya que estos quistes se envían a biopsia.

El quiste dermoide y pilomatrixoma son benignos. Sin embargo, ambos quistes van a crecer, entonces entre antes se realice la cirugía, mejores resultados tendrá.

“No existe una terapia conservadora para tratar el quiste, siempre la recomendación es operar. Si se deja crecer, estos quistes podrían tener complicaciones, como infecciones. Entonces es mejor realizar la cirugía cuando los quistes están pequeños”, señala la doctora.

¿Cuándo consultar?

Por lo general, los papás se dan cuenta de la aparición del quiste y consultan a un especialista cuando ven una leve alteración del contorno o una masita que produce deformidad en el cuerpo de sus niños o niñas.

“Lo que ocurre frecuentemente es que primero piden una hora con el pediatra y es este especialista quien deriva al cirujano infantil. Por otro lado, existen algunos papás que sospechan que esto se va a tener que operar y llegan directamente donde el cirujano”, afirma la doctora.

¿Desde qué edad se puede operar un quiste en niños?

Esta es una cirugía infantil electiva, entonces se puede operar desde los tres meses en adelante, para disminuir los riesgos de la anestesia. Una vez que se tiene el diagnóstico de quiste, el cirujano infantil programará la operación.

El tipo de anestesia que se emplea es siempre anestesia general. De esta manera, los especialistas aseguran la calidad y seguridad de la intervención. Se recomienda el uso de anestesia general electiva en niños desde los tres meses en adelante, no es necesario esperar más que eso.

La cirujana infantil señala que existen distintos tipos de intervenciones, dependiendo del lugar donde se encuentre el quiste y de su tamaño. La cirugía, en general, está destinada a sacar el quiste de forma completa, con su cápsula, para luego hacer una sutura fina que pase lo más desapercibida posible.

La cirugía de un quiste dura menos de una hora, es con anestesia general, es una cirugía ambulatoria. El paciente llega, se opera y se va en el mismo día de la operación.

Los niños se recuperan increíblemente rápido, la incisión queda cubierta por un parche y los niños deben quedar en reposo relativo, algunos días y que mantengan el parche por una semana.

Lo habitual de la recuperación es una semana de reposo en la casa y tres semanas sin actividad deportiva. Sin embargo, esto va a depender del tipo de quiste y de la zona donde se ubique.

“En niños pequeños, la cicatrización es muy buena y durante los primeros meses podemos adicionar algunos cuidados para que sea aún mejor” “Los resultados de la cirugía son bastantes buenos. Los papás quedan felices porque resolvemos el problema que tenía su hijo/a,  el quiste sale completo, no se vuelve a reproducir generalmente y las cicatrices que quedan son bastantes tenues, cuando se usa la técnica correcta”,  asegura la experta.

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