La preeclampsia es una enfermedad que se manifiesta durante la segunda mitad del embarazo, es decir, después de las 20 semanas de gestación.

En general, se estima que afecta entre un 3% a un 5% de las embarazadas y clínicamente se caracteriza por el desarrollo de hipertensión arterial asociado a la pérdida de proteínas por la orina.

“Esta enfermedad aparece durante el embarazo y desaparece tras el parto, específicamente con la salida de la placenta”, sostiene el doctor Javier Caradeux, ginecólogo obstetra de Clínica Dávila.

En la actualidad se clasifica como preeclampsia moderada o severa según el grado de compromiso materno.

“Lo importante es detectar esta patología a tiempo, porque puede poner en riesgo la vida tanto de la madre como la del recién nacido”, explica el especialista.

Hasta el momento, se desconoce la causa específica de esta condición. Sin embargo, se sabe que está directamente relacionada con el desarrollo de la placenta y la respuesta materna a ésta.

Factores de riesgo

El especialista advierte que existen ciertos factores de riesgos que están relacionados con la aparición de la preeclampsia. Estos son:

  • Primer embarazo.
  • Embarazos antes de los 20 años o posterior a los 35 años.
  • Embarazos previos con preeclampsia.
  • Antecedentes familiares de preeclampsia.
  • Embarazos múltiples.
  • Obesidad.
  • Enfermedades preexistentes, como hipertensión, diabetes, entre otras.

¿Cuáles son los síntomas de la preeclampsia?

Es importante estar alertas a ciertos signos que podrían indicar la aparición de esta enfermedad durante el embarazo, tales como:

  • Presión arterial sobre los 140/90 mmHg.
  • Dolores de cabeza acompañados de alteraciones visuales.
  • Tinitus (pitido en el oído).
  • Dolor abdominal.
  • Retención de líquido en las piernas o la cara (edema progresivo).

¿Cuándo consultar al especialista?

Es importante si es que se tienen alguno de los factores de riesgo mencionados o presenta los síntomas de alerta descritos, se debe acudir a un especialista.

“El rol del ginecólogo es fundamental al momento de interpretar y valorar correctamente el cuadro clínico”, señala el doctor Caradeux.

Diagnóstico

Previo a la aparición de la preeclampsia, se pueden identificar aquellas mujeres más propensas a desarrollarla, a través de la ecografía Doppler que se realiza entre la semana 11 y 14 de gestación.

En el caso de que existan factores de riesgos asociados está la posibilidad de disminuir la probabilidad de desarollar la enfermedad con medidas especificas.

Por otro lado, para realizar el diagnóstico certero de la preeclampsia se debe medir la presión arterial, tomar exámenes de sangre y de orina, con el objetivo de corroborar la proteinuria (perdida de proteínas por la orina) y evaluar el grado de afectación materna.

“Una vez que se confirma una preeclampsia, en general, se recomienda la hospitalización inmediata, de esta manera, se logra una monitorización cercana y estricta del bienestar materno y fetal”, explica el ginecólogo de Clínica Dávila.

Tratamiento de la preeclampsia

Ante la aparición de la preeclampsia durante la gestación, el único tratamiento disponible, a la fecha, es la interrupción del embarazo y la extracción de la placenta.

El doctor Caradeux, explica que “cuando la preeclampsia es moderada, se busca que el feto tenga la mayor madurez posible, para así disminuir la probabilidad de complicaciones vinculadas a la prematurez.

Para esto, el ginecólogo experto en embarazos de alto riesgo recomendará una serie de medidas de monitorización y seguimiento con el objetivo de alcanzar las 37 o 38 semanas de gestación”.

Por otro lado, agrega el experto “en el caso de que la preeclampsia presente signos de severidad, se debe hacer un balance cuidadoso entre los beneficios maternos de una finalización inmediata del embarazo en contraste con los riesgos neonatales asociados a la prematurez extrema”.