La obesidad mórbida no es sólo es una cuestión de kilos, sino un problema grave de salud que puede producir graves enfermedades a quienes la padecen.

La nutrióloga de Clínica Dávila, Erika Dahl, explica que “la obesidad es una enfermedad metabólica considerada crónica, compleja y multifactorial, que se inicia habitualmente en la infancia y adolescencia. Esta se origina por una interacción genética y ambiental, siendo este último aspecto, junto a lo conductual, los factores más importantes, estableciendo un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético”.

Asimismo, especifica que la obesidad mórbida hace referencia a una clasificación en que el índice de masa corporal (IMC) es mayor a 39, comprometiendo seriamente la salud.

Sobre las causas, la nutrióloga afirma que “son multifactoriales, ya que varios estudios revelan que existe predisposición familiar, que a su vez se relaciona con hábitos de vida y alimentación. También están los factores ambientales, considerados como determinantes, como por ejemplo, la calidad y la cantidad de alimentos a los que se tiene acceso. Por otra parte, están los factores psicológicos, ya que situaciones de estrés, cuadros depresivos y otros pueden llevar a alteraciones de la conducta alimentaria e ingesta compulsiva de alimentos hipercalóricos”.

La obesidad mórbida se diagnostica realizando una ficha clínica que considere hábitos alimenticios, antecedentes del peso, enfermedades preexistentes, uso de medicamentos, actividad  física y antecedentes familiares.

También se debe realizar un examen físico que considere el índice de masa corporal (IMC) que permite establecer el grado de obesidad (circunferencia de cintura máxima en mujeres de 82 cm.  y en el caso de los varones, 102 cm.) y, por último, se deben realizar algunos exámenes de sangre como perfil lipídico, hepático y tiroideo para descartar problemas asociados.

En relación al tratamiento, la doctora Dahl explica que “se orienta fundamentalmente a lograr un peso saludable. Los mejores resultados se observan en las atenciones multidisciplinarias y por metas, dependiendo del estado inicial del paciente. Todos los tratamientos para la obesidad consideran los cambios en los hábitos alimentarios y aumento de la actividad física. El método más adecuado es individual para cada paciente, su motivación y grado de obesidad”.

Asimismo, agrega que “a pesar de que la cirugía es una muy buena herramienta terapéutica, no siempre es necesaria y ésta se reserva para aquellos pacientes en que ha fracasado el tratamiento médico, cuando definitivamente la obesidad se asocia a enfermedades metabólicas o las variaciones de peso han tenido importantes oscilaciones en el tiempo”.

Por último, la doctora Dahl asegura que “cada paciente que postula a cirugía bariátrica debe tener una evaluación personalizada y multidisciplinaria con el propósito de que el enfermo entre en buenas condiciones a pabellón, compensado, en el caso de comorbilidad (dos o más enfermedades simultáneamente), para que el resultado final sea el mejor”.