Algunas personas afectadas por enfermedades neurológicas y neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson, Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y el lupus pueden verse beneficiadas con la neuropsicología. Se trata de una especialidad de la psicología que evalúa y ayuda en la rehabilitación de estos pacientes.

Ghislaine Fassler, una de las especialistas de Clínica Dávila, explica que un neuropsicólogo tiene conocimientos que le permiten intervenir, realizar una aproximación diagnóstica y rehabilitar en patologías neurológicas y degenerativas, abordando distintos síndromes y alteraciones cerebrales y sicopatológicas.

Su trabajo consiste en evaluar las funciones cognitivas superiores, emocionales y comportamentales de los pacientes mediante una entrevista a ellos, y también a sus familiares y cuidador principal. Con esa información realizan una aproximación diagnóstica a partir de pruebas neuropsicológicas estandarizadas y, para cada caso, proponen una serie de herramientas y ejercicios con el fin de mantener por el mayor tiempo posible, la funcionalidad del paciente. ¿Cómo se logra? Compensando o mejorando la eficiencia de las funciones cognitivas del paciente.

“Evaluamos fluidez léxica, memoria, concentración, lenguaje, atención y una serie de parámetros relacionados con la función ejecutiva y, a partir de eso, se puede generar un plan de rehabilitación”, señala la neuropsicóloga.

En una primera etapa, lo ideal es realizar sesiones semanales que con el tiempo se pueden ir espaciando. Lo más importante, dice la especialista, es incorporar a la familia y al cuidador principal del paciente. ¿La razón? “La idea es que se realicen rehabilitaciones ecológicas, es decir, que los pacientes puedan llevar las estrategias y herramientas que se entregan a su vida diaria, a sus actividad habituales y en ese contexto quienes viven con el paciente, sus familiares y cuidadores, son clave. El objetivo es mantenerlos lo más funcionales posible dentro de su enfermedad, aunque en algunos pacientes pueden mejorar algunas funciones cognitivas”, indica Ghislaine Fassler.

Por ejemplo, en el caso de personas con problemas de memoria se les enseñan estrategias para que puedan recordar o retener cierta información (ayuda memoria); a aquellos con esclerosis múltiple, se les ayuda a priorizar sus actividades y redistribuir sus tareas para que puedan contrarrestar su fatiga. Todo depende de cada patología y de cada paciente en forma individual.

Respecto del trabajo que el neuropsicólogo realiza con la familia de la persona, la especialista explica que éste les facilita la comprensión de lo que están viviendo, les ayuda a entender que su familiar está cambiando y cómo acompañarlo. “Nuestro trabajo consiste en hacer psicoeducación al paciente, pero también a la familia. Ambos se integran dentro de un proceso de enfermedad”, cuenta.