Se llama edema a la existencia de un exceso de líquido en algún órgano o tejido del cuerpo.  Cuando este líquido se acumula en uno o ambos pulmones, esta condición se denomina edema pulmonar.

Existen múltiples causas por las que se acumula líquido en los pulmones. Las causas más frecuentes son las de origen cardiovascular (edema pulmonar cardiogénico) que se produce porque el corazón no es capaz de bombear adecuadamente la sangre, y se acumula presión y líquido en los pulmones. Esto dificulta posteriormente el intercambio gaseoso que se realiza a nivel de la membrana alveolo-capilar, es decir, no se puede oxigenar la sangre.

Entre las otras causas que generan acumulación de líquido está la inhalación de gases, infecciones graves, traumatismos en la zona torácica, exposición a grandes alturas, algunos medicamentos y también la exposición a ciertas toxinas. Sin embargo, la más frecuente de todas las causas es la insuficiencia cardiaca.

Un edema pulmonar puede clasificarse como agudo o crónico. El edema pulmonar agudo es una descompensación brusca que requiere manejo urgente, mientas que el edema pulmonar crónico es uno más de los factores a manejar en los pacientes con insuficiencia cardíaca. En general el segundo es mejor tolerado.

En los casos agudos, dice el doctor Suárez, el paciente siente dificultad para respirar, síntoma que se agrava cuando esta persona realiza actividad física, sensación de ahogo que puede aumentar al acostarse, y palpitaciones. También puede acompañarse de coloración azul de los labios en los casos más extremos o tos con expectoración espumosa rosada (desgarro hemoptoico).

En los casos crónicos, el edema pulmonar se manifiesta principalmente por dificultad para respirar al realizar esfuerzo físico (disnea de esfuerzos), sibilancias y, eventualmente, hinchazón de las extremidades inferiores.

Para diagnosticar esta enfermedad el examen principal es la radiografía de tórax. La congestión pulmonar puede verse en una radiografía de tórax, lo que nos permite además apreciar el tamaño del corazón. El resto de los exámenes que se solicitan tienen relación con lo que el médico sospeche pueda ser el origen del edema, pero lo más habitual es un ecocardiograma y un TAC (Tomografía Axial Computarizada) de tórax.