El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente a nivel mundial, después del Alzheimer. En el Día Mundial del Parkinson, el neurólogo John Tapia y el fisiatra Smiljan Astudillo, ambos especialistas de Clínica Dávila, participaron en un nuevo Dávila en Vivo, conversación en directo donde respondieron por Facebook las principales consultas de los pacientes.

Según explicó el doctor Tapia, el Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa, que se produce por el daño progresivo de un área selectiva del cerebro llamada sustancia negra, lo que condiciona la aparición de una serie de síntomas.

El doctor Astudillo destacó que, entre las manifestaciones de este trastorno, están los problemas de movilidad, donde el paciente comienza a dar pasos más cortos, tiene movimientos más estrechos y sufre de falta de fuerza y de agilidad, junto a la eventual presencia de temblor de reposo.

Asimismo, indicaron que el paciente con Parkinson también suele presentar alteraciones neuropsiquiátricas, como depresión, y en fases más avanzadas pueden llegar a tener alucinaciones. En forma muy tardía, en el último estadio de la enfermedad, es decir 15 o 20 años después del diagnóstico, puede verse un tipo de demencia.

Por otro lado, los especialistas destacaron el rol que cumple la familia que cuida y acompaña a un paciente con Parkinson, quienes deben procurar un entorno seguro y cuidar los riesgos de la casa, al igual que cualquier adulto mayor.

“Cuando hablamos de rehabilitación, hay tres pilares que son súper importantes: el paciente, la familia que lo cuida, y los tratantes”, afirmaron, agregando que como tratantes también deben estar atentos y apoyar al cuidador cuando se siente sobrepasado. “Si no cuenta con un apoyo dirigido, el cuidador puede empezar a enfermarse, presentando síntomas físicos de mayor fatiga o con problemas de sueño”, contaron.

En general, el Parkinson clásico, que se inicia a los 60 o 65 años, no suele tener causas genéticas, por lo que no existiría un factor hereditario. Sin embargo, hay un tipo de Parkinson, menos común, que sí es producto de una mutación genética y que suele ser hereditario, pero que parte en edades precoces, alrededor de los 30 años.

“Por eso, que un miembro de la familia haya tenido Parkinson no necesariamente significa que su generación posterior pueda tenerlo. Además, la genética es un poco azar, deben darse una serie de circunstancias para que una enfermedad expresada en un familiar aparezca en la generación posterior. No puedo tener la certeza de que se vaya a heredar”, puntualizaron.

Tratamiento del Parkinson

Si bien el Parkinson es una enfermedad degenerativa que no tiene cura, sí es posible retardar su progreso. Los últimos estudios establecen que en personas con Parkinson la actividad física regular y estandarizada tendría un efecto protector, ya que retrasaría el avance de la enfermedad y mejoraría la efectividad de los medicamentos.

“Esta es una enfermedad que puede ser manejada y hay varias cosas que podemos hacer en conjunto con el equipo de neurología y de rehabilitación para mejorar la calidad de vida de los pacientes, a través de optimizar sus hitos motores”, explicaron. El objetivo final sería mantener pacientes funcionales, que puedan realizar todas sus actividades cotidianas y participar dentro de su grupo familiar y la sociedad.

“Habitualmente se suele tener la sensación de que la enfermedad de Parkinson es una sentencia de muerte. Cuando el grupo de especialistas que vemos Parkinson conversamos con el paciente y su familia, que es fundamental, se dan cuenta que un tratamiento adecuado y ajustado mejora la calidad de vida de forma muy significativa”, dijeron.

Por esa razón, la recomendación de los expertos es el abordaje integral adaptado a cada paciente, donde el tratamiento neurológico y farmacológico en estados precoces se complementa con terapia física, acompañada de un fisiatra, kinesiólogo y terapeuta ocupacional, y en algunos casos también por el fonoaudiólogo, para retrasar el avance de la enfermedad y la aparición de otros signos que son de mayor complicación.

En este trabajo es importante evitar las caídas e iniciar una terapia kinésica que se centre en la amplitud de movimiento, la reeducación de la marcha y la estabilidad al momento de caminar y de estar de pie, mejorar la fuerza y la elongación y también fortalecer musculatura y plasticidad muscular. Esto se trabaja a través actividad física sin impacto y aeróbica, caminando y con movimientos que faciliten el rango de amplitud articular.

Según los especialistas, existen cuatro síntomas pre motores que podrían indicar la posibilidad de enfermedad de Parkinson con 4 a 6 años de anticipación. El primero es el trastorno del sueño REM, donde en vez que estar paralizado mientras duerme como la mayoría de las personas, el paciente se mueve, grita, mueve sus brazos. El segundo indicador importante es el trastorno olfatorio, donde el paciente presenta una anosmia, capacidad de discriminación disminuida y sensación de mal olor. El tercer factor importante es una depresión crónica, con todos los criterios, comprometida por más de cuatro semanas y que se repite en su historia con varios trastornos sucesivos. Y por último, se presenta el estreñimiento, ya que se dañarían ciertos nervios relacionados con núcleos del cerebro en el funcionamiento del intestino. “Estos cuatro elementos premotores son tremendamente importantes cuando uno investiga un paciente, porque suele ver con mucha frecuencia estos elementos”, aclararon.

En relación a la cirugía de Parkinson, que se realiza desde hace varios años en Clínica Dávila, indicaron que no es muy masiva y que está indicada solo en un 10% de los pacientes con esta enfermedad. Esto se debe a que el principal criterio para ser operado es que el paciente ya haya agotado toda la batería accesible de medicamentos, que son altamente efectivos, y que su enfermedad tenga a lo menos 5 años de evolución, con una calidad de vida muy comprometida.

“Cuando hay criterios de ser operado y se cumplen todos los elementos técnicos, la calidad de vida es significativamente mejorada”, aclararon.

“En Clínica Dávila tenemos un equipo de rehabilitación intrahospitalario, donde vamos generando la estrategia motora para que el paciente pueda irse de alta a la casa de forma segura”, contaron. Este trabajo se realiza primero en la habitación y luego en un gimnasio dentro de la clínica, hasta el alta, donde se establece todo un esquema y programa de rehabilitación ambulatoria.

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