El queloide es un tipo de cicatrización anormal que genera un crecimiento exagerado en el tamaño de una cicatriz, originando una herida inflamada y gruesa, que una vez desarrollada, no vuelve a su forma original.

La doctora Dora Espinosa, cirujano plástico pediátrico de Clínica Dávila, explica que esto tiene relación con aspectos genéticos y con la ubicación de la herida, ya que hay partes del cuerpo que tienen más tendencia a que aparezcan como los hombros, las orejas, el pecho y la espalda cerca de los hombros.

Además, asegura que otras causas que podrían generar este tipo de cicatrización son la infección de una herida o una sutura que no fue realizada con la mejor técnica.

Cómo distinguir una cicatriz queloide

La especialista aclara que además de la cicatriz queloide, existe otro tipo de cicatrización en exceso, lo que quiere decir que en el momento que se comienza a cerrar la herida hay un sobrante de piel.

Se trata de la cicatriz hipertrófica que es muy similar al queloide y según la experta, las personas tienden a confundirlas. “Una cicatriz hipertrófica se ve muy parecida, es una cicatriz roja, dura, levantada, gruesa; pero lo que da la clave es que, si mi cicatriz original era de 10 centímetros, esta cicatriz también es de 10 centímetros, no es más grande. Puede ser levantada, para arriba, un poco más ancha, pero así, del mismo tamaño que la herida original”.

En cambio, el queloide es algo que va creciendo, la cicatriz termina siendo mucho más grande que la herida inicial. De igual manera, la cicatriz queloide es algo que en general no se ve de inmediato, sino que unos meses después comienza a crecer y pasado su período de crecimiento se estanca y no regresa, al contrario de la cicatriz hipertrófica que puede inflarse, pero con el paso del tiempo va a regresar a lo que era.

Tratamientos

Los queloides son de difícil manejo, según confiesa la doctora Espinoza, y en general se realizan tratamientos combinados para combatirlos, pero esto va a variar en cada caso.

“Se usa la compresión, a través de trajes o con cosas incluso más duras, sueletas así como las de los zapatos para mantenerlo apretado, además se pueden inyectar corticoides intralesionales”, explica la experta.

De esta forma se evita llegar a la cirugía, reservándola sólo para casos especiales, ya que, si el paciente es una persona que tiene tendencia a los queloides y/o la cicatriz está ubicada en un lugar propenso a su generación, lo más probable es que si se opera, después aparezca uno más grande.

Cuando es necesario operar, los especialistas tienen todos los cuidados necesarios para evitar esta situación desde el principio, realizando tratamientos de compresión inmediatamente después de la cirugía a modo de prevención.

Como se trata de una cicatriz de tratamiento complejo, el llamado es a consultar precozmente, para así tratar de contenerlo antes de que siga creciendo. “Si tú ves que tenías una cicatriz que era una línea, un poquito colorada y un poquito levantada, que es normal que esté así al principio, que de repente a propósito de nada, empieza a inflarse a ponerse más roja, de un color casi morado, hay que ir a consular”, agrega la doctora Espinoza.