El cáncer de tiroides es un tipo de cáncer que se presenta dentro de esta glándula e implica la aparición de un nódulo en ella.

Los nódulos en la glándula tiroides son muy frecuentes en la población, especialmente en mujeres entre los 40 y 60 años. Sin embargo, no hay que alarmarse, porque la presencia de nódulos no necesariamente implica que exista un cáncer.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

El doctor Alexander Adauy, cirujano de cabeza, cuello y maxilofacial de Clínica Dávila, explica que habitualmente, los hallazgos de cáncer de tiroides se hacen por ecografías o porque al examen físico de rutina con el endocrinólogo se puede sentir el nódulo.

Asimismo, el especialista aclara que, en general, esta patología no da síntomas, salvo cuando los nódulos son muy grandes. Es ahí cuando pueden producir compresión traqueal respiratoria o dificultad para tragar, pero esto ocurre en casos extremos.

De ahí, la importancia de el chequeo anual. “Se recomienda una ecografía anual. Si usted tiene antecedentes de familiares o se palpa un nódulo en la parte baja del cuello, consulte con un endocrinólogo o un cirujano de cabeza y cuello para que le pida una ecografía de tiroides”, dice el experto.

En el estudio pre operatorio que se hace al paciente, se determina por una ecografía el tamaño y las características del nódulo y si ese nódulo tiene características sospechosas se manda a hacer una punción.

Esta punción se hace tomando una muestra que se manda a estudio y dependiendo de las características de ese estudio se tabula al paciente de acuerdo a sus riesgos de cirugía y se indica o no la operación.

Cirugía para el cáncer de tiroides

El tratamiento para el cáncer de tiroides es la cirugía. Conforme a lo expresado por el doctor Adauy, en Clínica Dávila, habitualmente, en estos casos de opta por una tiroidectomía total, lo que implica que se saca la tiroides completa y, eventualmente, si es necesario, ganglios cervicales, ganglios de la zona central o laterales del cuello.

Se trata de una cirugía abierta, que presenta un bajo nivel de complicaciones. La única consideración que deben tener los pacientes es que van a necesitar tomar un medicamento que cumpla la función de la tiroides.

Respecto a los requisitos para la cirugía, el especialista comenta que son los mismos que para cualquier cirugía. “El paciente debe estar en buenas condiciones de salud general para poder operarse. Si tiene alguna patología previa, debe estar controlada y compensada para poder realizar la cirugía. Eso implica una evaluación anestésica aquí en la clínica, para evitar complicaciones de la anestesia y la toma de exámenes generales y dependiendo de la patología de cada enfermo, puede ser necesario exámenes adicionales como por ejemplo electrocardiograma, exámenes de sangre, etc”, explica.

Además, cuando el tumor es muy grande (más de tres centímetros), se puede complementar la cirugía con una terapia de radioyodo. “Siempre se hace después de la operación, se hace cuando la biopsia, la que está después de sacar el tiroides, muestra un tumor grande o que tiene invasión de los vasos linfáticos, de los vasos sanguíneos, de los ganglios o invasión de las regiones cercanas como la tráquea, el esófago, los músculos, ahí se hace radioyodo. Ese es un procedimiento que se hace después de la operación y se hace ambulatorio u hospitalizado, dependiendo de la dosis de radiación que se le dé al paciente”, aclara el experto.

Finalmente, cabe destacar que Clínica Dávila destaca por tener cirujanos especialistas en cabeza y cuello, que tienen formación en otros ámbitos de la cirugía de cabeza y cuello, más que la oncológica como en otros lugares. Por ejemplo, trauma maxilofacial, enfermedades congénitas, lo que les da un mayor manejo global e integral de la patología de cuello.

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