Conocer el tipo de cálculo renal ayuda a determinar la causa y puede ofrecer indicios sobre cómo reducir el riesgo de tener más cálculos renales.

Es por ello, que el doctor Henry Toloza, urólogo de Clínica Dávila, explica que “existen distintos tipos de cálculos que se diferencian principalmente por el material que los componen. Si bien existen características físicas y de color para identificarlos, esta condición no siempre se cumple y lo óptimo para determinar su composición es hacer un examen físico químico del material extraído o eliminado”.

Tipos de cálculos renales

Cálculos de calcio: los cálculos de oxalato de calcio son los más frecuentes y se asocian a factores alimenticios relacionados con altas dosis de vitamina D y a cirugía como el bypass gástrico.  Por su parte, los cálculos de fosfato de calcio se relacionan principalmente con trastornos metabólicos tales como alteraciones de la paratiroides o enfermedades renales.

Cálculos de estruvita: son conocidos como los cálculos infecciosos y su principal característica es que crecen muy rápidamente y cuando son detectados normalmente son de gran tamaño.

Cálculos de ácido úrico: se asocian a una baja ingesta de líquidos y a una dieta alta en proteínas, son muy frecuentes en pacientes con gota. Corresponden al 10% de los cálculos y son los que mejor responden al tratamiento médico.

Cálculos de cistina: están asociados a trastornos metabólicos hereditarios, por lo tanto, son poco frecuentes.

En relación al dolor que pueden producir los cálculos renales, el doctor Toloza señala que “esto dependerá si están ubicados en el riñón o en el uréter (conducto que lleva la orina desde el riñón hasta la vejiga). Esta aclaración es fundamental para entender las manifestaciones clínicas y principalmente el tipo de dolor que se produce en cada uno de los casos”.

“Cuando la piedra es expulsada del riñón y se introduce en el uréter se produce uno de los dolores más intensos que se puede experimentar, el llamado cólico renal. Este dolor se genera principalmente por la obstrucción de este conducto que impide el paso de la orina hacia la vejiga. Si bien la obstrucción puede ocurrir a cualquier nivel de este largo conducto, de aproximadamente 25 cms., el dolor se manifiesta en el trayecto del uréter y principalmente en el riñón correspondiente, porque la presión generada por las contracciones que se producen en la vía urinaria se dirige de manera retrógrada dilatando bruscamente al riñón”, especifica el especialista.

A diferencia de los cálculos ureterales, los cálculos renales en la mayoría de los casos no generan dolor. Esto se explica porque la mayoría de los cálculos intrarenales detectados no alcanzan a obstruir el riñón, ya que anatómicamente tienen un espacio amplio, a diferencia del calibre del uréter. Sin embargo, en algunas oportunidades, pueden existir cálculos de varios centímetros que pueden generar esta obstrucción que se manifiesta principalmente como un dolor sordo, de leve a mediana intensidad, en la fosa renal afectada.

En relación al alivio del dolor, el especialista explica que “es un gran desafío, ya que es uno de los dolores más intensos que el paciente puede experimentar y la tolerancia suele ser muy distinta en cada persona”.

Los medicamentos más usados son los antiinflamatorios no esteroidales y también, como medidas generales, se sugiere la aplicación de calor, ya que puede aliviar parcialmente el dolor y favorecer la eliminación de litiasis pequeñas dado que relaja la musculatura de la vía urinaria.

Tipos de cirugía

El doctor Toloza indica que “los abordajes quirúrgicos son múltiples y dependen en gran medida de la ubicación, tamaño, anatomía, factores de riesgo del paciente y composición del cálculo, entre otros”.

Litotripsia extracorpórea: es la fragmentación de cálculos mediante una onda de choque sin la realización de incisión alguna. Es uno de los procedimientos más frecuentes y menos invasivos.

Procedimientos endoscópicos: corresponde a la extracción o fragmentación de cálculos ingresando por el meato urinario. Es un procedimiento más invasivo, pero que no requiere de incisiones pues utiliza orificios naturales para su acceso. También es uno de los procedimientos más utilizados pues su tasa de éxito es muy alta.

Nefrolitectomía percutánea: es una de las técnicas más complejas, pues se accede mediante una pequeña incisión directamente al riñón y se realiza en el caso de cálculos renales de gran tamaño.

Procedimiento laparoscópico: Es menos frecuente, y se refiere a la extracción de cálculos de la vía urinaria alta o baja mediante tres o cuatro mini incisiones.