“Durante este periodo lo que más sentí fue miedo e incertidumbre, pero en la clínica conté con una red de apoyo que me ayudó a salir adelante”. 

Cynthia Hernández es una profesora de educación primaria que, a pesar de tomar todas las precauciones recomendadas, se contagió con el nuevo coronavirus. Según lo que ella misma relata, sin saber cómo o dónde ocurrió. 

“Siempre mi pregunta fue: ¿en qué minuto me contagié?, porque siempre me cuidé. Trabajo en un liceo, pero al igual que todos los establecimientos escolares cerró en marzo. Además usaba guantes, mascarilla y alcohol gel todo el tiempo”, comenta. 

Afortunadamente no estuvo hospitalizada ni tuvo síntomas durante el periodo de incubación del SARS-CoV-2, nombre científico con el que se conoce al nuevo coronavirus, pero de igual forma, Cynthia participó del programa de acompañamiento a pacientes con COVID-19 de Clínica Dávila.

La incertidumbre del COVID-19

“Lo que más sentí durante este periodo fue miedo e incertidumbre. Miedo a tener algún problema respiratorio o que me fuera a pasar algo de la noche a la mañana, pero en la clínica conté con una red de apoyo que me ayudó a salir adelante”, asegura la docente. 

Después de saber que su cuñado, con quien había mantenido contacto estrecho, dio positivo a la enfermedad, Cynthia decidió acudir a Clínica Dávila para realizarse el examen de PCR y descartar el diagnóstico. “Tenía la necesidad imperiosa de saber que no tenía el virus y confirmar que no estaba contagiando”, confiesa. 

Para su sorpresa, luego de un par de días recibió el llamado de Camila, enfermera de Clínica Dávila que entregó la noticia: era una paciente con COVID-19 positivo. 

Compañía en tiempos de coronavirus

“Estar lejos de mi hija —que está embarazada— fue lo más difícil del aislamiento. Somos muy unidas y me costó dejarla sola. Y por supuesto, ver a mis familiares mal por el distanciamiento y por lo que yo estaba pasando”.

Cynthia tenía a Camila, quien en esta oportunidad, como cara visible del esfuerzo de todo un equipo médico que busca dar soporte y contención a los pacientes diagnosticados con COVID-19, se encargaba de llamarla a diario para registrar su estado, acompañarla y aclarar sus dudas.

La enfermera no sólo dedicó su tiempo a llevar un registro de los síntomas de la paciente, sino que, la acompañó en lo emocional. “Camila nos acompañó tanto en la salud física como en lo mental. Fue una persona bien proactiva y supo cómo contenerme en este proceso”, recuerda. 

Una enfermedad que se puede sobrellevar

Finalmente, tras 14 días de recuperación el mensaje de Cynthia es claro. “Esto se puede sobrellevar, hay que estar tranquilos y por sobre todo, confiar en el equipo de salud. Quiero aprovechar esta instancia para agradecer la empatía, generosidad, solidaridad y bondad que tuvieron conmigo desde el primer momento hasta mi recuperación. Estoy muy feliz de haberme atendido en Clínica Dávila”, concluye