El asma bronquial es una enfermedad crónica que afecta a unos 150 millones de personas en el mundo. Se calcula que alrededor del 10% de la población presenta algún grado de asma. Para responder las principales dudas de nuestros pacientes sobre este tema, realizamos un nuevo Dávila en Vivo, conversación que contó con la participación de los doctores Felipe Rivera, médico broncopulmonar de adultos y Mariano García, médico broncopulmonar infantil, ambos especialistas de Clínica Dávila.

Según explicaron los profesionales, el asma es una enfermedad inflamatoria que afecta las vías aéreas, que es por donde pasa el aire desde la atmósfera hacia los pulmones. Junto a esta inflamación o hinchazón, los músculos de la vía respiratoria además pueden contraerse o apretarse. Todo lo anterior produce obstrucción del paso del aire, especialmente cuando se exhala. “Eso es episódico, es decir, a veces se presenta y otras veces no. Si bien tiene un componente genético, en otras palabras, se transmite hereditariamente, también tiene un componente ambiental. Así, no todos los que tienen el factor genético van a presentar el asma y no todos los asmáticos necesariamente tienen un componente genético”, puntualizaron.

Entre los factores ambientales que desencadenarían el asma se encuentra la exposición a sustancias irritantes como los ácaros del polvo, aire frío, ejercicio, plumas o humo.

Incluso existirían estudios que dicen que los niños alimentados con leche materna tienen una incidencia o probabilidad menor de presentar asma que los niños que fueron alimentados con leche artificial. A su vez, si los padres son fumadores, en especial la madre, el niño tiene mayores posibilidades de ser asmático.

Si bien más del 50% de los casos de asma aparecen en la niñez y otro poco más después, en la adolescencia, el asma puede presentarse a cualquier edad.

“El asmático tiene que saber, especialmente los niños, que la crisis asmática no es solamente aquella en la que van a urgencia o cuando tienen ruidos respiratorios o se sienten ahogados, sino que puede ser solo la tos o el cansancio post ejercicio”, afirmaron.

Tratamiento

El asma es una enfermedad crónica, es decir, no tiene cura. Sin embargo, con un buen tratamiento un paciente puede estar sin crisis. “El asma bronquial bien tratado transforma a un enfermo en un individuo prácticamente sano. Todo asmático, salvo casos muy excepcionales, tiene un tratamiento muy fácil”, aseveraron.

El tratamiento principalmente se basa, primero, en educación, saber que se tiene la enfermedad, y que se debe usar medicamentos que son inhalatorios. Dentro de estos medicamentos hay dos tipos: uno que se llama controlador, que es aquel que impide o previene que se produzcan los fenómenos obstructivos; y un aliviador, que se usa en momentos de ahogo, para las crisis. Así, el primero es permanente y el segundo es un SOS o de rescate, que se usa cuando se necesita.

“Una de las medidas que uno utiliza para saber si el asmático está bien o mal controlado es preguntar cuántas veces se está usando el medicamento de rescate. Se dice que, si gastaste más de un salbutamol al mes, que son 200 dosis, significa que no tienes el asma controlada. Lo ideal es que dure uno al año, casi no usarlo”, contaron.

Los médicos destacaron la importancia de mantener el tratamiento, aunque el paciente no perciba síntomas. Indicaron, también, que hay épocas de la vida en las que se exacerba esta condición, especialmente porque los pacientes suelen descuidar los tratamientos, como en la adolescencia o el embarazo.

“Esta enfermedad es como una escalera, tiene varios escalones, y la idea es mantenerse en el primero, porque en la medida que vas subiendo escalones vas necesitando más tratamiento. Y por eso hay que controlarla, para mantenerla en el primer escalón. Se habla de un asma episódica y de un asma persistente; en el último ya aparecen las crisis nocturnas, la tos al correr o cuando es necesario ir a urgencia, y muchas veces estos tipos de asma se deben a que durante muchos años estuvo mal controlada”, indicaron.

Según los especialistas, el paciente asmático generalmente hace una crisis de asma cuando se resfría. “Los virus son los grandes desencadenantes de las crisis de asma”, contaron. Entre los síntomas que podrían indicar que se está frente a una crisis de asma se encuentra la disnea, que es esa sensación de falta el aire y dificultad para respirar; rinitis y tos; respiración rápida y ruidosa, y respiración con pitidos, que se llaman sibilancias.

“No existen los resfríos prolongados o los resfríos ´pegados´. El resfrío es autolimitado, es decir, que con médico o sin médico, se cura igual. Por lo tanto, aquel individuo que sigue resfriado por semanas, o es alérgico asmático o tiene otra cosa.  Por otro lado, la gran mayoría de los casos de asma tiene un componente alérgico, hay una unión muy intrínseca entre ellos” aseguraron.

“Hay un axioma en medicina y en el asma dice que si tú sientes que te falta el aire, si estás con tos y ahogo, te inhalas con salbutamol y a los 15 minutos te sientes mejor, tú eres asmático hasta que se demuestre lo contrario”, expresaron.

El diagnóstico en niños menores de 6 años es principalmente presuntivo, pues antes de esa edad no es posible realizar una espirometría, un test de provocación con ejercicio o un test de provocación con metacolina, que son los exámenes más utilizados para certificar que se está frente a un asmático. Por esta razón se establecen ciertos indicadores de probable asma, como preguntar si alguno de los padres tiene asma, si el niño presenta eccemas o dermatitis atópica, si se fuma en la casa, si sufre de rinitis alérgica o que haya experimentado varias bronquitis.

En adultos, en tanto, la sospecha es esencialmente clínica y la respuesta al tratamiento y el cuidado hacen el diagnóstico.

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